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¿Qué es?
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En su uso general este término significa lo mismo que originario y que primario, razón por la cual puede entenderse como lo primero en el tiempo, en sentido cronológico, y en sentido de condición originaria que no precisa una ulterior justificación, ya que es lo más simple, y condición de lo más complejo. En el primer sentido, también se emplea a veces de forma substantivada: «lo primitivo», como sinónimo de arcaico o de simple. En el último sentido puede entenderse como premisa o como principio, denominándose símbolos primitivos aquellos que se introducen directamente en un cálculo sin necesidad de apelar a otros. |
Pero el uso más habitual de este término se da en la antropología cultural y en la sociología donde se usa como adjetivo. Así, se habla de una sociedad «primitiva», de pueblos «primitivos», etc. , para referirse a sociedades carentes de escritura y con un bajo desarrollo técnico. En los inicios de la antropología cultural, se pretendió que el estudio de las sociedades primitivas contemporáneas podía ofrecer un modelo de la humanidad primitiva, dando por supuesto que existió una humanidad primigenia con caracteres semejantes a dichos pueblos. Los defensores de tesis primitivistas, que exaltaban lo primitivo y lo concebían como plenamente auténtico, veían en el estudio de dichas colectividades el medio de sustentar sus tesis basadas en el mito del «buen salvaje». Otros, en cambio, consideraban dichas sociedades como ejemplo de una vida casi inhumana, próxima a la animalidad. En ambos casos, no obstante, se efectuaba un juicio de valor, puesto que se estudiaban dichas sociedades a partir de los presupuestos etnocéntricos de las llamadas sociedades civilizadas. La antropología contemporánea ha defendido el punto de vista del relativismo cultural para enfocar el estudio de dichas sociedades, y se ha destacado la necesidad de distinguir entre los aspectos emic y etic en dicho estudio. En la actualidad, se considera que toda sociedad posee una cultura compleja y ninguna de las sociedades «primitivas» actuales representa el estado inicial de la humanidad, ni puede tampoco concebirse que dichas sociedades posean características en las que puedan verse rasgos previos o preparadores de la sociedad occidental.
Desde el punto de vista del estudio de la organización mental del pensamiento de las sociedades primitivas, cabe destacar los estudios del etnólogo y sociólogo Lévy-Bruhl, que consideró a las sociedades primitivas como preempíricas, prelógicas y míticas, cuyo pensamiento estaría guiado por un principio de participación, en el que no existe ninguna diferencia entre natural y sobrenatural, y no está sometido a la necesidad lógica de evitar la contradicción, de forma que sus exigencias lógicas serían mínimas. Según Lévy-Bruhl, el pensamiento de las culturas carentes de escritura viola aparentemente nuestras reglas lógicas, y no se basa en el principio de no contradicción, pero no por ello deja de tener coherencia. Se trata de otra coherencia, en la que los sueños o los presagios, por ejemplo, participan de un sistema mental que, según Lévy-Bruhl es común a todos los pueblos ágrafos. Esta tesis fue, en parte, rectificada por él mismo, y posteriormente fue criticada por Lévi-Strauss que agrupa los caracteres del pensamiento primitivo bajo el nombre de «pensamiento salvaje», y señala que se rige por una lógica de las cualidades sensibles que origina una ciencia de lo concreto.
Ver primitivismo.