Doctrina peculiar de Newton, para quien el espacio y el tiempo absolutos se hallaban situados en el «sensorium Dei»: el sensorio de Dios. Según Newton el espacio y el tiempo son absolutos: el tiempo absoluto es verdadero y matemático y fluye sin relación a nada externo. El tiempo relativo (aparente y vulgar) es solamente una forma sensible de la verdadera duración del tiempo absoluto. El espacio absoluto está, por naturaleza, sin relación alguna con nada externo, y es inmóvil (mientras que el espacio relativo es la mera medida de este espacio que es definida por nuestros sentidos según su relación con los cuerpos). Ambos, espacio y tiempo absolutos son los órganos sensoriales de Dios (sensorium Dei), lo que garantiza su omnipresencia y eternidad. No obstante Newton no identifica espacio y tiempo con Dios, que no es eternidad e infinidad, sino eterno e infinito. El espacio y el tiempo no son Dios, pero Dios es la persona que se manifiesta como espacio y tiempo, pues existiendo en todas partes y siendo siempre, constituye el espacio y el tiempo. Estas tesis las expone Newton en sus escolios del libro III de los Principia, y deben enmarcarse en el contexto de la amplia creencia en un sensorio o lugar de interacción entre materia y espíritu, que, según Newton, implicaba que el ser humano -ser espaciotemporal- recibía en el sensorio las imágenes de las cosas (no las cosas mismas). En cambio Dios percibe en el sensorium Dei las cosas mismas.
Antes de Newton, Henry Moore había expuesto conclusiones similares, pero dicho autor había llegado a identificar Dios y espacio, y sus concepción se aproximaba a las antiguas doctrinas de inspiración más o menos platonizante del alma del mundo.