Otra manera de expresar el yo personal, en contextos preferiblemente de psicología y teoría del conocimiento. La expresión entera es «conciencia de sí mismo» o «conocimiento de sí mismo», con lo que se insiste en que el yo puede tenerse a «sí mismo» por objeto de consideración (reflexiva). Psicológicamente, la conciencia de sí mismo se desarrolla desde una unidad indiferenciada «yo-mundo» del niño pequeño hasta el surgimiento del sentimiento de identidad y de diferenciación propia frente a todo objeto, que se inicia con la pubertad. Llegar a ser «uno mismo», en sentido psicológico, constituye todo un programa de maduración del individuo a lo largo de su vida. Algunos psicólogos y sociólogos destacan el origen social de esta noción. En particular, Georg Herbert Mead ha puesto de relieve la idea de que el yo no existe sin una construcción social, en la interacción con los demás: el yo es conocimiento propio, pero el contenido de este conocimiento es el reflejo de cómo los demás nos perciben. Otros, en cambio, destacan el sentido del sí mismo como principio originario de la propia personalidad y su importancia en el desarrollo personal; así, por ejemplo, A. Maslow y G.W. Allport.
. La conciencia de la propia identidad, o de la identidad personal ha tenido, en la historia del pensamiento, diversas interpretaciones. De ellas, las de mayor importancia histórica son la equivalencia del yo con la «sustancia pensante», de Descartes, y la teoría del yo como «haz de impresiones», de Hume, sin olvidar las distintas teorías actuales sobre la conciencia de los filósofos que estudian la mente humana.