Ley biológica formulada por Haeckel, en 1866, a partir de investigaciones debidas a Fritz Müller (por eso se la conoce también como ley de Haeckel o ley de Müller y Haeckel), e inspiradas en observaciones llevadas a cabo por el biólogo von Baer, según la cual «la ontogenia es una recapitulación de la filogenia». Esta tesis sostiene, pues, que la fases sucesivas del desarrollo de un organismo en su estado embrionario son como un resumen acelerado de los sucesivos estados que han sido alcanzados por el grupo biológico al que pertenece a través del curso de su evolución. Por ello, el embrión de un animal se parece más a un animal adulto de una especie inferior que a un adulto de su propia especie, y su desarrollo individual es un resumen del desarrollo evolutivo de la especie. Esta ley, surgida de las observaciones embriológicas, permitía explicar la existencia de órganos transitorios en los embriones, tales como la existencia de hendiduras branquiales en los embriones humanos -como si de peces se tratase-, o de esbozos de dientes en los embriones de las ballenas que, sin alcanzar su desarrollo y sin tener función alguna, desaparecen -como si recordasen la existencia de dientes en los precursores evolutivos de estos cetáceos.