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I. Kant

La tercera de las Críticas de Kant, publicada en Berlín y Libau (1790), trata del juicio estético y del juicio teleológico, completando a las otras dos anteriores. La facultad de juzgar, o el juicio, se define como una capacidad intermedia entre entendimiento y razón, de la misma manera que la «finalidad» -tema central de esta Crítica- es un puente de unión entre naturaleza y libertad, o bien una manera de pensar la naturaleza que la dispone mejor a ser escenario de la libertad. Se divide en dos partes: la primera trata del juicio estético y la segunda, del juicio teleológico. Cada una de ellas se divide, a su vez, en una «Analítica» y una «Dialéctica». La «Analítica de lo bello» considera el juicio estético, el gusto, desde cuatro puntos de vista: la cualidad, la cantidad, la relación y la modalidad. De cada una de estas consideraciones nacen otras tantas definiciones: bello es lo que agrada desinteresadamente; lo que, sin concepto, gusta universalmente; lo que se percibe como una finalidad sin objeto alguno; lo que, sin concepto, es objeto de un placer necesario. La «Analítica de lo sublime» relaciona y distingue lo sublime de lo bello: lo sublime coincide con lo bello en que no es un juicio objetivo, sino un juicio de reflexión, pero se diferencian en que el primero supone una finalidad (el agrado que lo bello produce en la facultad de juzgar) y el segundo la desborda (es inapropiado para el agrado): lo bello agrada; lo sublime abruma. El juicio de lo bello es, en definitiva, un juicio sobre finalidad en la naturaleza de tipo reflexivo: se reflexiona sobre el agrado o desagrado que el sujeto percibe en la contemplación del objeto bello. Es un juicio individual con pretensiones de validez universal; requiere, por tanto, un fundamento a priori. Este fundamento es el sentido común (estético), que no es otro que la posibilidad de universalizar sentimientos. El sentimiento que se universaliza, no se refiere a ningún conocimiento, sino a una finalidad de la cosa bella que agrada al ánimo. La Dialéctica presenta la conocida antinomia kantiana sobre el gusto, que consiste en afirmar que lo estético supone, y a la vez no supone, conceptos: no los supone, porque de gustibus non est disputandum [sobre los gustos no hay discusión]; los supone, porque hay una pretensión de universalidad. La solución de la antinomia está en que el juicio estético se funda realmente en un concepto indeterminado, a saber, la capacidad de agrado que tienen las facultades humanas ante la pura forma la «finalidad sin fin» de lo bello. Ésta es una manera de subsumir lo particular en lo general. Aplicando a las cosas (en cuanto bellas) una finalidad subjetiva (el agrado), las concebimos bajo principios (regulativos) nuevos.

Hay otra finalidad aplicable a la naturaleza, además de la estética: la propia de la biología o de lo orgánico. También ésta es fruto del juicio reflexivo de la facultad de juzgar; no de un juicio objetivo (determinante) del entendimiento. La finalidad no existe en la naturaleza más que atribuida a nuestra manera de comprender sus fenómenos.Hay, pues, dos clases de finalidad: la subjetiva aplicable al mundo estético y la objetiva aplicable al mundo orgánico. En ambos casos, es algo que no existe en las cosas, sino sólo a priori en el sujeto que hace juicios estéticos o teleológicos. Lo bello y lo sublime expresan libertad, y por esto la experiencia estética acerca a la experiencia moral. La teleología de (que se aplica a) los organismos suscita la idea de que toda la naturaleza es teleológica, porque es una reacción también en lo orgánico la finalidad acerca al orden moral. En una y otra forma, bajo la facultad de juzgar, y mediante el juicio de finalidad, parecen unirse dos mundos en principio separados: la naturaleza (el entendimiento) y la libertad ( la razón y la moral).


Esquema de la Crítica del juicio

1. Introducción: la facultad de juzgar une entendimiento y razón

2. Primera parte: El juicio estético

1. Analítica :

Analítica de «lo bello»: según la cualidad, la cantidad, la relación y la modalidad.

Analítica de «lo sublime».

2. Dialéctica: la belleza, símbolo de la moralidad.

3. Segunda parte: El juicio teleológico

1. Analítica de los fines en la naturaleza.

2. Dialéctica: la naturaleza como un fin.

4. Apéndice: el lugar de la teleología entre los conocimientos