Cambio súbito o brusco que destruye un orden precedente. Se distingue entre catástrofes y accidentes en función de la magnitud de la ruptura producida del orden. También se distingue entre catástrofes naturales (terremotos, inundaciones, tifones, erupciones volcánicas, etc.) y catástrofes producidas por negligencia humana (grandes accidentes ferroviarios, hundimiento de buques, contaminación a gran escala de ríos o mares, accidentes aéreos, derrumbe de edificios o de presas, etc.). En general, la magnitud de las catástrofes aparece abismalmente desproporcionada respecto de la(s) causa(s) que la originan (una leve chispa puede originar un incendio).
Para Cuvier, defensor de una variante de la teoría fijista opuesta al evolucionismo conocida como catastrofismo, las catástrofes geológicas (como las aparejadas con los cambios en los períodos de las diversas glaciaciones), habrían sido la causa de la extinción masiva de distintas especies vivas, de modo que las actualmente existentes habrían sido creadas nuevamente por Dios.
En la ciencia contemporánea la noción de catástrofe va unida a la teoría establecida por René Thom, que la define como un cambio abrupto y radical, no lineal, que determina que un sistema experimente una transición discontinua cualitativamente distinta hacia otro estado como consecuencia de variaciones continuas. El estudio de dichos cambios es el objeto de la teoría de las catástrofes.