(del latín auctoritas, garantía, prestigio, influencia, que a su vez procede de augere, aumentar, enriquecer) Concepto (y término) que procede del ámbito del derecho romano, en donde se refería primero al derecho de posesión sobre algo, garantía de quien impone confianza o responsabilidad de un tutor, y luego a la dignidad, al prestigio o a la influencia de una persona sobre las demás (por ejemplo, la auctoritas in senatu, frente a la potestas del pueblo). Se distinguía, por tanto, del poder real o político y, si coincidía, se valoraba más la auctoritas del gobernante, que era su capacidad personal para mandar, que la potestas, que consistía simplemente en el ejercicio del oficio. En parecidos términos, se distingue en la actualidad una autoridad personal o subjetiva, también llamada «interna», basada en las cualidades propias de una persona, y la autoridad objetiva u oficial, también llamada «externa», basada en el cargo oficial que desempeña una persona, y que normalmente se identifica con el poder. Se puede definir, por consiguiente, como una relación que se establece entre aquella persona que es competente y posee prestigio o bien ocupa un cargo al que va anexo poder, y las personas que reconocen aquellas cualidades personales o están obligadas a acatar las decisiones del poder. Condición necesaria para el reconocimiento de la autoridad personal, es la existencia de una comunidad de valores intersubjetivamente reconocidos, y para el acatamiento de la segunda, que se trate de un poder legalmente reconocido y se pueda ejercer sobre él un control democrático. A la forma legalmente reconocida de autoridad en la sociedad moderna, llama Max Weber «autoridad legal-racional», que distingue de la autoridad «tradicional» y de la «carismática» (son «tipos ideales», que en la realidad se confunden y mezclan).
La psicología social se interesa especialmente por los conflictos que, en el ámbito de lo social y de las interrelaciones sociales, pueden suscitarse entre libertad del individuo y autoridad, o poder, y que abarcan desde el autoritarismo, o abuso de poder, hasta la impersonalidad o propensión a la obediencia ciega. Son importantes y conocidos, a este respecto, los estudios y experimentos llevados a cabo por Stanley Milgram, en la década de los setenta, sobre «obediencia a la autoridad» (ver texto ).
Bibliografía sobre el concepto
- Bochenski, J., ¿Qué es autoridad?. Herder, Barcelona, 1979.