La expresión remite a la imagen fabulada de la tradición, nunca literalmente propuesta por Juan Buridán, según la cual un asno, puesto a igual distancia de dos montones de paja, muere de hambre e inanición, dado que no tiene más motivo para ir hacia un lado que hacia otro. Esta imagen se debe seguramente a una caricatura o a una refutación del determinismo psicológico defendido por Juan Buridán. Defendía éste que la voluntad permanece libre, con la libertad de hacer o no hacer, de hacer esto o aquello, mientras el entendimiento no le haya presentado el motivo más poderoso para actuar; y el motivo más poderoso parece ser, en Buridán, aquel que concuerda más con la «ordenación final» del hombre. La imagen del asno incapaz de decidirse porque sus motivos son iguales puede ser también debida a una reducción al absurdo, si quisiera entenderse la libertad de indiferencia (hacer esta cosa a aquélla) como ausencia de preferencia. En pura lógica, si no hay motivo preferente, lo racional es obrar al azar. La imagen procede de Aristóteles (Sobre el cielo, 295b) y la aplica a la tierra equidistante en el centro; pasó a Buridán a través de Averroes, cuyos textos se refieren a un perro, no a un asno.