Actuación instantánea de una causa sobre su efecto distante, considerada imposible por las teorías inspiradas en la física de Aristóteles, según el cual la causa debe actuar en contacto con el efecto. Por esta razón, incluso la noción newtoniana de atracción gravitatoria fue considerada por los racionalistas cartesianos como un explicación oscura que se apoyaba en fuerzas ocultas de carácter animista y antropomórfico. El mecanicismo de la física moderna dio nuevo fundamento a la imposibilidad de la transmisión del movimiento a distancia, por lo que fue necesario hallar una explicación de la causalidad de fuerzas como la electricidad y el magnetismo, o de la naturaleza de la luz, que no podían explicarse por medio de la acción mecánica a distancia. La noción física de campo, introducida por Michael Faraday (1791-1867), para explicar la inducción electromagnética, reelaborada matemáticamente por James Clerk Maxwell (1831-1879) y William Thomson (1824-1907), y posteriormente confirmada de modo experimental, se convirtió en el núcleo de las teorías de campo de comienzos del s. XX, de Heinrich Hertz y Hendrik Lorenz y otros, que permiten interpretar la acción continua como una magnitud matemática que representa energía física, de carácter electromagnético, pero no mecánico (ver texto ).