En el ámbito de la religión, proposición de la verdad de una doctrina por razones externas a la misma; por la autoridad, por ejemplo. En un terreno epistemológico, y ya con connotación peyorativa, la postura que implica mantener la verdad de un enunciado sin demasiadas razones que lo justifiquen o, en un sentido más amplio y directamente opuesto a escepticismo, la convicción de que son muchos los enunciados cuya verdad podemos saber. Para Kant, es la pretensión de avanzar en el conocimiento filosófico sin haber sometido a crítica los principios del pensar. Sus opuestos son, por tanto, el criticismo y el escepticismo.