Uno de los siete sacramentos de la Iglesia católica mediante el cual quiere otorgar su salvación a la persona que padece una grave enfermedad. La fundamentación bíblica se encuentra en Iac 5, 14s: los que están al frente de una comunidad han de rezar sobre el enfermo, ungirle con aceite e invocar el nombre del Señor. La naturalidad con que Santiago testifica la práctica del sacramento demuestra que era bien conocida en las comunidades neotestamentarias lo cual hay que atribuirlo a que esta práctica tenía su origen en una práctica que Jesús había recomendado a sus discípulos. En su dimensión cristológica y eclesiológica, la unción con óleo es signo de que el Espíritu Santo recoge y abarca la situación especial del enfermo revivificándolo, que une de nuevo con el Cristo paciente y resucitado a la vez que con la comunidad de Cristo.