En la concepción inductivista de la ciencia, se parte del supuesto de que hay que empezar reuniendo y ordenando experiencias y observaciones, que expresamos mediante enunciados protocolarios, cuyo resultado generalizamos mediante hipótesis. Por ello, los pasos iniciales deberían ser: observación de hechos, análisis y clasificación de los mismos, inducción a partir de ellos y control de los enunciados generales. Frente a este inductivismo, se mantiene que incluso para la observación y clasificación de hechos (significativos) es ya necesaria la hipótesis o la teoría: se avanzan hipótesis para iniciar una investigación, incluso en el momento inicial de observación de hechos. «Las hipótesis y teorías no se derivan de los hechos, sino que se inventan para dar cuenta de ellos» (ver cita). En principio, las hipótesis han de ser pertinentes (adecuadas para explicar los hechos), consistentes (con otras hipótesis y otros resultados de la ciencia) y comprobables (referibles a la experiencia).