La aculturación es el proceso mediante el que una cultura receptora asimila e incorpora elementos procedentes de otra cultura o de otro grupo con los que ha estado en contacto directo y continuo durante cierto tiempo. La deculturación es la pérdida de elementos de la propia cultura, mientras que la enculturación designa el proceso de transmisión de nuevos rasgos culturales desde una cultura a otra. Relacionado con el concepto de aculturación está el de endoculturación, que es el proceso mediante el cual los individuos de un grupo (generalmente niños) adquieren las pautas de conducta y demás aspectos de su cultura a partir de los otros miembros (generalmente adultos) de su grupo, mediante la observación y la enseñanza.
Estos procesos se realizan cuando dos culturas diferentes entran en contacto durante un cierto período más o menos prolongado de tiempo. Los primeros antropólogos culturales que analizaron la aculturación en el s. XIX fueron los difusionistas, que entendieron la aculturación como un fenómeno de difusión cultural. Posteriormente, Melville Herskovitz (1895-1963) estableció que la asimilación cultural está condicionada por la estructura previa de la comunidad cultural receptora. Esta asimilación, a su vez, es de tipo selectivo, y se produce en unos ámbitos más que en otros, en los que este autor llamó «zonas de permeabilidad». Este fenómeno se sistematizó a través de los conceptos de «tipo» y «grado» de aculturación. En la actualidad también se entienden como formas de aculturación: el colonialismo, el neocolonialismo, la conversión religiosa y, en general, todos los procesos de intercambio cultural mediante los cuales una cultura dominada asimila los rasgos culturales de sus dominadores.