Expresión introducida por Theodor Adorno (y colaboradores), en su estudio sobre prejuicios raciales, nacionalistas y autoritarios, La personalidad autoritaria, publicado en 1950.Las investigaciones surgieron a raíz de una conferencia convocada, en 1944, por el Comité Judeoamericano sobre prejuicios religiosos y raciales, patrocinadas por este mismo comité y por el «Institut für Sozialforschung». Los investigadores diseñaron un cuestionario denominado «escala F» (de fascismo), que permitía identificar y medir los rasgos propios de una «personalidad fascista» (ver cita); se partía del supuesto, suscitado por los horrores nazis durante la segunda guerra mundial, de que los prejuicios fascistas no se debían a elementos o situaciones circunstanciales, sino que constituían parte integrante de la personalidad de algunos individuos. Además de los prejuicios raciales y religiosos y las tendencias etnocéntricas, son rasgos propios de este tipo de personalidad el espíritu de jerarquía social, la sumisión ante el superior y el servilismo ante la autoridad, rigidez de pensamiento y conservadurismo en actitudes y creencias, incluso convencionales, sentimiento de dominio ante los que son considerados «inferiores», intolerancia, rigorismo, etc. Este estudio empírico tuvo una notable repercusión en las investigaciones de psicología social, aunque ha sido valorado de forma muy diversa y aun contradictoria.