Ésta podría ser una edición anterior y no la más reciente o aprobada. Ir a la versión actual.

No se ha añadido ninguna twiki todavía.

Según Jacques Derrida, la diferencia y la ausencia son condiciones necesarias para que exista el signo. Según él no puede producirse la significación si no se da una diferencia entre el significante y el significado.

Por otro lado, es preciso que el significado se encuentre propiamente ausente. Por lo tanto la condición real es que la presencia del significado resulte mínimamente diferida. A Derrida le parece obvio que significante y significado coincidirían si no sobreviniera una diferencia. De la misma manera constata que de no ocurrir la ausencia -o al menos la «presencia diferida»- del significado no podría tener lugar significación alguna. En ambos casos dejaría de haber signo porque sin diferencia y sin ausencia sí que habría unidad. En realidad sucede que ni la diferencia entre ambos, ni la ausencia -o en todo caso la presencia «diferida»- del significado, se presentan jamás en estado puro. Este fenómeno es explicable porque ni uno ni otro puede ser una realidad única. Siempre han de sobrevenir juntos, y por eso significante y significado persisten a lo largo del tiempo.

Puede decirse que la presencia de cada uno «marca» el otro y viceversa. Así se produce en ambos, por consiguiente, la «trace». Pero gracias a este marcaje recíproco, en el seno de las prácticas significativas habituales los significantes designan los significados.

Según Derrida las palabras adquieren sentido a partir de los conceptos y éstos de las palabras porque tanto palabras como conceptos participan en un complejo entramado histórico de diferencias, ausencias y «presencias diferidas» que, por otra parte, nunca han llegado a darse en estado puro. La consecuencia más importante de ello es que la palabra plena ni ha existido ni existirá jamás. Es decir, que el anhelo de un signo que sea plenamente descriptivo -o el de un lenguaje que se adecue sin fisuras a la realidad- se revela un sueño imposible.