Conjunto de rasgos, características y propiedades de un objeto, que inducen al hablante a aplicarle una determinada palabra y no otra. Son las que justifican el uso que hacemos de las palabras, configurando el criterio de aplicación de las mismas. En la descripción de una cosa u objeto, podemos enumerar todas las características observables, o la mayor parte de ellas; en este caso, quedarán probablemente incluidas también las características no definitorias, que pueden definirse como hechos concomitantes o accidentales, pero cuya presencia o ausencia no mueve al hablante a emplear, o no, para nombrar el objeto, determinada palabra con preferencia a otra. El conjunto de características definitorias constituye el significado de una palabra, de manera que, a partir de ellas, pueden construirse definiciones intensivas por enumeración de las características o por el recurso, tan usual, del género y la diferencia.
Un «círculo» (definiendum) es «una figura plana, cuyos puntos equidistan de otro llamado centro» (definiens). El definiens enumera las características definitorias de esta figura geométrica, pero omite, por ejemplo, que dicho círculo tenga un figura geométrica inscrita o tenga un determinado tamaño. Esto es simplemente una característica que ni nos mueve al empleo de la palabra «círculo» ni nos lo impide.
Un «río» es «un caudal de agua que fluye»; el definiens enumera características definitorias, decisivas a la hora de emplear la palabra. Pero no lo es, por ejemplo, que el caudal sea abundante. Es un hecho normalmente relacionado con el interés por regar o pescar, pero no con la definición de «río».