"La constitución de la esencia de la metafísica yace en la unidad de lo ente en cuanto tal en lo general y lo supremo (...) Causa Sui. Así reza el nombre que conviene al Dios de en la filosofía. A este Dios, el hombre no puede ni rezarle ni hacerle sacrificios. Ante la Causa Sui el hombre no puede cae temeroso de rodillas (...) Pero esto sólo quiere decir aquí que tiene más libertad de lo que la onto-teo-lógica querría admitir"
"La constitución onto-teológica de la metafísica", en "Identidad y diferencia" (Barcelona, Anthropos, 1990, p. 133 y p. 153)