Para explicar el simbolismo de la torre, J. E. Cirlot, cita a Gerard de Nerval, cuando en su obra Aurelie escribe lo siguiente: “Me hallaba en una torre, tan honda en sus cimientos, hundidos en la tierra, y tan alta en su vértice, aguja del cielo, que ya toda mi existencia parecía obligada a consumirse en subir y bajar”, con esta cita el autor expresa claramente la conciencia vertical de la creación y el simbolismo axial como centro del mundo. La torre también es símbolo del atanor alquímico, un lugar cerrado donde se cuece la primera materia. En su estudio sobre los Tarots, E. d’Hooghvorst analiza este aspecto en relación a la carta del tarot denominada precisamente “La torre”, que el imaginero anónimo pintó claramente fecundada por un rayo celeste. Por eso está relacionada con lo femenino, pues la realización de la obra alquímica se compara a la gestación de un niño. La vinculación de la torre con lo femenino aparece en otros ejemplos: en sus letanías, la Virgen, es llamada, turris ebúrnea. Otro ejemplo sería Danae fecundada por Zeus, bajo la forma de una lluvia dorada, dentro de una torre donde se hallaba recluida.