La tierra es el elemento más pesado y, en este sentido, el inferior. En alquimia es la parte fija de la Gran Obra que ofrece la materia necesaria para que ésta pueda ser completada. La tierra es fría, por lo que se relaciona con el agua, y seca, por lo que se relaciona con el elemento superior, el fuego (esta extraña relación permite comprender que los cuatro elementos forman una unidad donde lo de abajo y lo de arriba están unidos, como se afirma en la famosa Tabla Esmeralda). Se representa por medio de un triángulo con el vértice hacia abajo y dividido por una línea central. Los signos zodiacales terrestres son: Tauro, Virgo y Capricornio. Además de ser uno de los cuatro elementos, también forma pareja con el Cielo, en este sentido se la conoce como la Madre Tierra, cuyo culto se remonta a las primeras manifestaciones humanas y se manifiesta bajo la forma de pequeñas estatuas, a menudo denominadas con el nombre de Venus. La tierra encuentra su máximo simbolismo cuando se la concibe como el lugar paradisíaco, el jardín de Edén, según el texto bíblico, pues el primer hombre fue formado con parte de su materia. En Oriente, en Japón por ejemplo, es muy apreciada la idea de la tierra pura, llamada así por Shinran, fundador de la secta budista Jodo Shinsho, “tierra de retribución”, pues los bienaventurados poseerán allí la abundancia que les habría faltado en el mundo impuro.