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Movimiento social renovador continuador de las tesis de Saint-Simon. A la muerte de éste, sus discípulos, especialmente Barthélemy Prosper Enfantin, Olinde Rodrigues y Saint-Amand Bazard, se organizaron alrededor de la revista Le Producteur (1825-1826) y abogaron por la creación de una sociedad en pro de la industria, enfocada a aumentar el papel de los medios de producción en la constitución de su proyecto de una nueva sociedad basada en el desarrollo de la técnica, la ciencia y la industria, y regida, no por organismos políticos ni falsamente igualitarios (consideraban la democracia como un desorden), sino por una administración científica, y articulada como un vasto laboratorio dirigido por un equipo de científicos e industriales. Sus actividades se encaminaron hacia la constitución de una banca central que dirigiese el crédito para favorecer las ramas más productivas y pacíficas de la industria, desarrollasen los medios de comunicación y transporte, y la enseñanza técnica. Su actividad dio como fruto un gran impulso en la construcción del ferrocarril en Francia y otros países, la formación de la compañía transatlántica y el proyecto del canal de Suez.

Saint-Simon

En 1928-30 A. Bazard publicó La doctrina saint-simoniana en la que se recogen los aspectos fundamentales del movimiento, que se prosiguió con la revista Le Globe dirigida por Michel Chevalier. Además del apoyo al desarrollo de la industria, los saint-simonianos abogaban por una mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y de sus salarios, pero no de manera igualitarista sino según la divisa: «a cada uno según sus capacidades, y a cada capacidad según sus obras». Estaban en contra de la riqueza inmovilizada y no productiva y contra el derecho de herencia que conculca el principio de la igualdad de todos en el nacimiento. Hacia 1832 se produjo una importante escisión en el movimiento, que condujo a algunos de sus miembros hacia las tesis socialistas y comunistas y a otros hacia tesis capitalistas. Enfantin siguió defendiendo las tesis saint-simonianas pero con un aspecto más marcadamente místico y ético-religioso. Defendió la liberación de la mujer, para lo que consideraba imprescindible la abolición del matrimonio y la libertad sexual. A mediados de siglo el movimiento perdió su influencia, absorbido por las tesis socialistas.