La ciencia es un modo de conocer el mundo y también un cuerpo de conocimiento. Cabe caracterizarla en función de un proceso de investigación, de una búsqueda de la verdad, y es posible caracterizarla también como la estructura o cuerpo formado por la acumulación de las verdades fundadas, o presuntas verdades, que tal búsqueda haya originado. Surge ahora una serie de preguntas básicas referente al «status» de dichos conocimientos y presunciones de conocimiento: ¿qué quiere decir que uno sabe o que tiene razones para creer esto o aquello?, ¿por qué medios se adquiere dicho conocimiento?; ¿qué diferencia hay entre las conjeturas e hipótesis iniciales y aquellas que damos por confirmadas?; ¿qué papel desempeña la percepción sensorial en la adquisición de conocimientos?; ¿qué relación guarda el pensamiento con dicha percepción?; ¿qué papel desempeña la deducción en la génesis de presuntos conocimientos?; en una alternativa entre presuntos conocimientos que sean incompatibles, ¿cómo se elige?, y ¿qué sirve para garantizar o justificar las creencias, por una parte y, por otra, para desecharlas o combatirlas?
El análisis de estas preguntas recibe el nombre de «epistemología», o «teoría del conocimiento», y su importancia con respecto al quehacer científico debiera estar clara en líneas generales, porque la propia ciencia es tanto un medio de conocimiento como un cuerpo de presuntos conocimientos.
Introducción a la filosofía de la ciencia, 2 vols., Alianza, Madrid 1973, vol. 1, p. 31. |