En este libro cuarto añadimos el curso que siguen las naciones, procediendo con constante uniformidad en todas sus varias y diversas costumbres a través de la división en tres edades -que según los egipcios transcurrieron antes de su mundo-, de los dioses, de los héroes y de los hombres. Porque sobre ella se verá que se sostienen con constante y nunca interrumpido orden de causa y efecto, siempre en movimiento en las naciones, según tres tipos de naturaleza, de los cuales se derivan tres tipos de costumbres, de cuya observancia, tres tipos de derechos naturales de las gentes y, en consecuencia, a partir de aquellos derechos, se fundan tres tipos de Estados civiles, o sea de repúblicas. Y con el fin de que los hombres integrados en la sociedad humana se comunicaran entre ellos aquellos tres tipos de cosas máximas, se formaron tres tipos de lenguas y otros tantos caracteres y, para justificarlas, tres tipos de jurisprudencias, asistidas por tres tipos de autoridades, y otras tantas razones en otros tantos juicios. Dichas jurisprudencias se celebraron en tres períodos de tiempo que a lo largo de su vida profesan las naciones. Dichas tres unidades especiales, junto con otras muchas que les siguen y también serán tratadas en este libro, se originan todas ellas en una unidad general, que es la unidad de la religión de una divina providencia, la cual es unidad del espíritu e informa y da vida a este mundo de naciones.
Ciencia nueva, 2 vols., Orbis, Barcelona 1985, vol. 2, p. 161. |