Simplicio: dos maneras de entender las hipótesis científicas

Extractos de obras

Incumbe a la investigación empírica considerar la sustancia de los cielos y de los astros, su fuerza y su cualidad, y su llegar a ser y su destrucción, mejor dicho, la investigación empírica está en condiciones hasta de probar los hechos que se refieren a su tamaño, figura y disposición. La astronomía, en cambio, no intenta hablar de nada de esto, sino que prueba de qué modo se disponen los cuerpos celestes mediante consideraciones basadas en la idea de que los cielos constituyen un kosmos real, y además, nos informa sobre números y tamaños y distancias de la tierra, el sol, la luna, y de los eclipses y las conjunciones de los astros, así como de la clase y extensión de sus movimientos. Por consiguiente, porque está relacionada con la investigación de la cantidad, del tamaño y la cualidad de la forma o figura, tiene necesidad natural de la aritmética y la geometría. Aquello, pues, que la astronomía pretende justificar sólo puede expresarse con la aritmética y la geometría. Ahora bien, en muchos casos el astrónomo y el físico se referirán a lo mismo, por ejemplo, que el sol tiene un tamaño enorme o que la tierra es esférica, pero no lo hacen de la misma manera. El físico probará cada uno de los hechos mediante consideraciones de la esencia o sustancia, la fuerza, o de cómo son las cosas y no considerando que las cosas han de ser tal como son, sino teniendo en cuenta su llegar a ser y el hecho de que cambian. El astrónomo probará todo esto mediante cifras y magnitudes, o refiriéndose a la cantidad de movimiento y al tiempo en que se realiza. De nuevo, el físico en muchos casos llegará hasta la causa buscando la fuerza originaria; pero el astrónomo, porque prueba los hechos a partir de condiciones externas a ellos, no puede juzgar acerca de la causa, como cuando, por ejemplo, declara que la tierra o los astros son esféricos; a veces ni tan sólo pretende establecer la causa, como cuando habla acerca de eclipses; en otros casos, inventa hipótesis y recurre a determinados expedientes por cuyo medio salva los fenómenos. Por ejemplo, ¿por qué parece que se mueven irregularmente el sol, la luna y los planetas? Podemos contestar que, si suponemos que sus órbitas son círculos excéntricos o si los astros describen epiciclos, su irregularidad aparente quedará salvada. [...] De aquí que, de hecho, vemos cómo un tal Heráclides de Ponto sugiere una solución diciendo que, si suponemos precisamente que la tierra se mueve de algún modo, mientras que el sol está de alguna manera quieto, puede salvarse la aparente irregularidad en lo que respecta al sol. Porque no se ocupa el astrónomo en saber qué es adecuado por naturaleza a una posición de reposo, y qué clase de cuerpos pueden moverse, sino que introduce hipótesis de acuerdo con las cuales algunos cuerpos permanecen fijos y otros se mueven, y luego considera con qué hipótesis convienen los fenómenos realmente observados en el cielo.

In Phys., 11, 2, 193 (citado por Th. Heath, Aristarchus of Samos, The Ancient Copernicus, Dover Publications, Nueva York 1981, p. 275-276).