Popper: la filosofía como actitud crítica 1

Extractos de obras

De dónde procede ese filosofar, esa actitud crítica, es algo que, naturalmente, no sabemos con seguridad. Pero según parece es algo muy escaso, y así puede, haciendo abstracción de otros valores, reivindicar el valor de lo extraordinario. Por lo que sabemos procede de Grecia y la inventó Tales de Mileto, el fundador de la Escuela Jónica de filosofía natural.

Existen escuela ya entre los pueblos muy primitivos. La tarea de una escuela es siempre conservar y difundir la doctrina del fundador de la escuela. Si un miembro de la escuela pretende modificar la doctrina sele expulsa como hereje, y la escuela se divide. Por lo tanto, las escuelas se multiplican generalmente por medio de divisiones. Pero claro está, la doctrina tradicional de la escuela tiene que adaptarse a veces a nuevas circunstancias exteriores, por ejemplo, a conocimientos de nueva adquisición, que devendrán bien común. En semejantes casos se introduce la rectificación de la doctrina oficial de la escuela casi siempre de una forma velada, por medio de una nueva interpretación de la antigua doctrina, de forma que se pueda decir después que en realidad no ha cambiado nada ; se le atribuye la nueva doctrina modificada (puesto que nadie quiere admitir que se cambió) al maestro, al fundador de la escuela. «El maestro mismo lo ha dicho», oímos repetidas veces en la Escuela Pitagórica.

Por esta razón, es generalmente imposible o al menos enormemente difícil, reconstruir la historia de las ideas de una escuela semejante. Pues forma parte esencial de ese método el que todas las ideas se le atribuyan al fundador. Por lo que sé yo, la tradición de la Escuela Jónica de Tales es la única que se aparta de este rígido esquema. Y ella es la que con el tiempo se constituyó en tradición de la filosofía griega y la que, tras la recuperación de esta filosofía en el Renacimiento, se convirtió finalmente en tradición de la ciencia europea.

Intentemos representarnos por un momento lo que significa romper con la tradición dogmática de una doctrina de escuela pura y colocar en su lugar la tradición de la discusión crítica, de la multiplicidad de doctrinas, del pluralismo, de las diferentes doctrinas competitivas, todas éstas doctrinas que pretenden aproximarse a una verdad.

Que fue Tales quien dio ese paso que marca una época, lo inferimos del hecho de que sólo en la Escuela Jónica, entre todas las otras escuelas, los discípulos intentaban mejorar abiertamente las doctrinas del maestro. Esto sólo es comprensible si nos imaginamos que Tale decía a sus discípulos: «Ésta es mi doctrina, Así considero yo el asunto. Intentad mejorarlo».

Con ello Tales creó una nueva tradición -por así decir, una tradición de dos niveles. En primer lugar, su propia doctrina la transmitió la tradición de escuela y también las doctrinas divergentes de cada nueva generación de discípulos; en segundo lugar, se conservó la tradición de que uno debe criticar a su maestro e intentar hacerlo mejor. Por consiguiente, en esta escuela se considera como un éxito la modificación, la superación de la doctrina; y un cambio semejante se retiene mencionando al que lo introdujo. Con ello, se torna posible por primera vez una verdadera historia de las ideas.

Esta tradición de dos niveles, que acabo de describir aquí, es la de nuestra ciencia moderna. Es uno de los elementos más importantes de nuestro mundo occidental. Por lo que y sé, se inventó una sola vez. Se perdió al cabo de unos doscientos o trescientos años, pero se redescubrió tras un milenio y medio, después, en el Renacimiento esencialmente gracias a Galileo Galilei.

La responsabilidad de vivir. Escritos sobre política, historia y conocimiento, Paidós, Barcelona 1995, p. 141-142.