La naturaleza física es solamente la mitad de la realidad y la menos importante de ella. De aquí la posición extraña del globo en la alegoría con la cual Vico introduce la idea de su obra [ver figura 1 en el texto]. En la esquina superior, a la izquierda de aquella, el ojo de Dios representa a la Providencia; en el lado derecho, una mujer (Metafísica), sentada sobre el Globo celestial (mundo físico) contempla a Dios. El mundo físico está soportado por un altar (símbolo de los más viejos sacrificios a los cielos), en un lado solamente. En el lado izquierdo vemos una estatua de Homero (el poeta teológico), que representa la más vieja sabiduría del mundo. Un rayo de la divina Providencia une el ojo de Dios con el corazón de la mujer, que representa a la Metafísica, y un segundo rayo une a ésta con Homero. El rayo cristiano de la Providencia se une así, por intermedio de la Metafísica, con Homero, esto es, con el mundo civil de los paganos, rodeando al mundo físico de la Naturaleza. En su explicación, Vico señala que la Metafísica contempla a Dios «por encima del orden de las cosas naturales», a través de las cuales los filósofos las habían contemplado hasta entonces. Ella contempla «en Dios el mundo de los espíritus humanos», al objeto de mostrar su providencia en el mundo de aquellos, que es el mundo civil o de las naciones. El mundo está soportado en un lado solamente, por el altar, «porque hasta ahora los filósofos, contemplando la divina Providencia solamente a través del orden natural, han visto únicamente una parte de ella [...]. Los filósofos aún no han contemplado su Providencia en relación con aquella parte de ella que es más apropiada para los hombres que poseen en su naturaleza la principal propiedad: la de ser sociales».
El sentido de la historia, Aguilar, Madrid 1973, p. 137-138. |