El Yo pienso tiene que poderacompañar todas mis representaciones. De lo contrario, sería representado en mí algo que no podría ser pensado, lo que equivalea decir que la representación, o bien sería imposible o, al menos, no sería nada para mí. [...] La llamo apercepción pura para distinguirla de la empírica, o también apercepción originaria, ya que ésta es una autoconciencia que, al dar lugar a la representación Yo pienso, [...] no puede estar acompañada por ninguna otra representación. Igualmente, llamo a la unidad de apercepción la unidad trascendental de la conciencia, a fin de señalar la posibilidad de conocer a priori partiendo de ella.
Crítica de la razón pura,Analítica trasc., l.2, cap. 2, sección segunda, § 16, B 133 (Alfaguara, Madrid 1988, 6ª ed., p. 154). |