Evidentemente, «ser» no es un predicado real, es decir, el concepto de algo que pueda añadirse al concepto de una cosa. Es simplemente la posición de una cosa o de ciertas determinaciones en sí. En su uso lógico no es más que la cópula de un juicio. [...] Nada puede añadirse, pues, al concepto, que sólo expresa la posibilidad, por el hecho de concebir su objeto (mediante la expresión «él es») como absolutamente dado. De este modo, lo real no contiene más que lo posible. Cien táleros reales no poseen en absoluto mayor contenido que cien táleros posibles. [...] Desde el punto de mi situación financiera, en cambio, cien táleros reales son más que cien táleros en el mero concepto de los mismos (en el de su posibilidad), ya que, en el caso de ser real, el objeto no sólo está contenido analíticamente en mi concepto, sino que se añade sintéticamente a tal concepto [...], sin que los mencionados cien táleros queden aumentados en absoluto en virtud de esa existencia fuera de mi concepto.
Por consiguiente, cuando concibo una cosa mediante predicados, cualesquiera que sean su clase y su número [...], nada se añade por el hecho de decir es.
Crítica de la razón pura, Dialéctica trasc., libro segundo, cap. 3, sec. 4, B 627 (Alfaguara, Madrid 1988, 6ª ed., p. 504-505). |