No existía el ser, tampoco existía el no-ser en ese tiempo. No había ni espacio ni firmamento en el más allá. ¿Qué es lo que se movía? ¿Dónde y bajo la guardia de quién? ¿Existía el agua profunda, el agua sin fondo? En ese tiempo, tampoco existía la muerte ni la no-muerte, ningún signo que diferenciara el día de la noche. El Uno respiraba sin aliento, mudo de sí mismo: ninguna otra cosa existía en el más allá. En el origen, las tinieblas cubrían las tinieblas, todo lo que ahora se ve no era más que ola indefinida. [...] ¿Quién sabe, en verdad, quién pudo anunciarlo aquí: de dónde ha salido, de dónde viene esta creación ? Los dioses están más acá de este acto creador. ¿quién sabe de dónde emana? Esta creación, de dónde emana, si ha sido fabricada o no --el que vela sobre ella en lo más alto del cielo lo sabe sin duda-- [...] o acaso no lo supiera.
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Atharva-Veda X l29 (Trad. L. Renou, Indio Vedicuo)
He aquí lo que yo te pido, respóndeme, oh Ahoura: ¿Quién es el primer Padre del «orden del Universo»? ¿Quién ha creado el camino de las estrellas y del sol? ¿Por quién crece y decrece la luna?
¿Quién ha fijado la tierra, y el cielo, para que no caigan? ¿Quién ha dado la rapidez a los vientos que soplan? ¿Qué artesano ha creado la luz y las tinieblas? ¿Qué artesano ha creado el sueño y la vigilia? ¿De quién viene la mañana. el mediodía y la noche que indican al inteligente su labor? [...] He aquí las preguntas que te hago, oh Mazda, Creador de todas las cosas por el Espíritu Santo.
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Gäthäs, Yasna 44 . 3 ss. (Trad. M. Molé)
(Irán Mazdeen, principios del primer milenio a.C.)
Dios (Amma para los Dogones) creó el universo a partir de algo infinitamente pequeño, u especie de átomo inicial materializado actualmente por el más pequeño de los granos de cereales, el fonio. Este «grano del mundo» congenia en potencia los cuatro elementos (fuego, tierra, agua y aire).
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Mito de la creación de los Dogones (Mali, África)
Al principio existía el caos, a partir del cual el espíritu límpido se separó para hacerse cielo, mientras que la tierra se formó con el espíritu turbio.
Cuando esta tierra todavía flotaba en la superficie del agua, tres dioses brotaron. Estos dioses, solteros, eran el dios de la eternidad, el dios de la plenitud del agua y el dios del martillo simbolizando las herramientas. A continuación se formaron seis dioses que representaban respectivamente la arcilla, la arena, la vivienda, la riqueza, la belleza y la razón.
Al final apareció una pareja de dioses. Izanagui e Izanami. El dios del cielo les pidió que solidificaran la tierra. Entonces, tomaron una alabarda y removieron las aguas del mar. La sal que caía de la punta de la alabarda se acumuló y se formó una isla. Izanagui e Izanami bajaron a esta isla y construyeron un palacio donde se casaron.
De este matrimonio nacieron el archipiélago del Japón, el dios de los mares, el dios de los ríos, el de las montunas, el de las llanuras, el de los árboles y el dios del viento.
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Mito de la creación del archipiélago del Japón.
Antes de que existiera la tierra, todo era agua. La tierra no existía. Tampoco existían ni el sol ni la luna. Dios volaba alrededor. También había un hombre que volaba alrededor, así como una pareja de ocas negras. Dios no pensaba en nada, pero el hombre levantando la brisa recogió las aguas y las lanzó contra la figura de Dios. Este hombre tenía la ambición de elevarse a un nivel superior al de Dios, pero tropezó y cayó en el agua. En su caída, casi ahogado grito: «Oh Dios, sálvame.» Dios le respondió. «Levántate por encima del agua.» Inmediatamente el hombre se alzó a sí mismo fuera del agua. Dios dijo. «Que se levante un sólida roca», del fondo del mar salió una piedra dura, en su superficie pudo instalarse el hombre y vivió con Dios.
Dios dijo. «Sumérjete hasta el fondo del mar y tráeme barro.» El hombre bajo al fondo del mar y tomó el barro y le dio a Dios, que tomándolo lo lanzó sobre la superficie del mar ordenando: «Que se haga la tierra.» De esta forma hizo nacer la tierra.
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Relato cosmogónico de los Tártaros de Altai, recogido por W. Radlov.
El dios Marduk, oyendo la llamada de los dioses, decidió crear una obra bella ... «Voy a hacer un río de sangre, a formar un esqueleto y construir un ser humano y que su nombre sea el hombre» Quiero crear este ser humano, este hombre, para que, encargado del servicio de los dioses, estos vivan en paz ...» Contestándole, el dios Ea le dijo estas palabras:
«Que sea librado uno solo entre los dioses, que sea destruido, para que se forme la humanidad» ... El dios Kingu, que inició el combate (contra los dioses).. que se le encadene ... se le inflija el castigo: se le corte la sangre. De esta sangre, Ea creó la humanidad.
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Poema babilonio de la Creación. (hacia el siglo XI a.C. VI tableta)
(El mundo del Hinduismo es un mundo cíclico caracterizado por la reencarnación de los seres vivos y la destrucción del universo seguida de una nueva creación. El tiempo tiene un ritmo constituido por las grandes eras cósmicas, que a su vez están divididas en miles de ciclos. Al final de cada era, el universo, los dioses y los seres, son destruidos y sumergidos en el agua, a ella le sucede un período de reabsorción de igual duración).
Brahma es el creador del primer mundo, como también es el creador de cada era cósmica. Svayambu (el «nacido de sí mismo»), creó las aguas cósmicas y depositó en ellas su semilla. De ahí vino un huevo de oro del que nació Brahma. De las dos partes del huevo roto, hizo el cielo y la tierra y entre los dos, puso el «éter».
Brahma creó el espíritu, el «yo», la virtud, la energía, el mal, los cinco sentidos, emitió los dioses y creó el sacrificio; él creó el tiempo y sus divisiones; también creó las constelaciones. Como quería crear los seres, «emitió el ardor intenso y la palabra, así como la facultad para gozar, el deseo y la cólera». De su cuerpo sacó los cuatro castas principales; de su boca los Brahmanes, de sus brazos los guerreros, de sus caderas los comerciantes y de sus pies los siervos.
Luego Brahma se dividió en dos y se convirtió en hombre y mujer.
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Concepción hinduista brahmánica.
Durante un largo período, Tangaroa permaneció en su concha. Esta era redonda como un huevo y daba vueltas en el espacio, en la oscuridad permanente.
No había ni luna ni sol, ni tierra ni montañas, todo estaba en un estado de mezcla. No había ni bestias, ni aves, ni perros, ni seres vivientes, ni mar, ni agua dulce.
Pero, por fin, Tangaroa golpeó su concha cuando estaba estrechamente confinado y ésta se agrietó y se abrió. A continuación se deslizó al exterior y manteniéndose sobre ella gritó: «¿quién está ahí arriba?, ¿quién está ahí abajo?» No contestó nadie. «¿Quién está ahí delante? ¿Quién está ahí detrás?». Nadie contestó.
Entonces Tangaroa dijo: «Oh roca ven hacia mí.» Pero no había roca que acudiera a él. dijo: «Oh arena ven a mi.» Pero no había arena que acudiera a él. Se enojó de que no se le obedeciera. Entonces dio la vuelta a la concha y la levantó para hacer con ella una cúpula para el cielo y la llamó Rumia. Tangaroa se volvió pesado y al cabo de un cierto tiempo se deslizó fuera de otra concha que le cubría y que él utilizó para hacer la roca y la arena. Pero su cólera no se había apaciguado todavía y tomó su espina dorsal y la convirtió en una cadena de montañas, sus vísceras en las grandes nubes que flotan, su carne en la riqueza de la tierra, sus brazos y sus piernas en la fuerza de la tierra, sus uñas de las manos y los pies en las escamas y caparazones de los peces, sus plumas en árboles, matorrales y plantas trepadoras con el fin de vestir la tierra, sus intestinos en langostas, corazas y en anguilas de los ríos y de los mares, y la sangre de Tangaroa se calentó e hizo enrojecer el cielo y los arco iris.
Pero la cabeza de Tangaroa permaneció sagrada para él, y continuó viviendo con su misma cabeza en su cuerpo indestructible. Era el dueño de todas las cosas. Poseía la expansión y el crecimiento.
Más tarde, de la unión del cielo y Atea la tierra, nació Tane, el hombre, pero el niño era así: «Oh sin formas! ¡Oh sin formas! Sin cara, sin nariz, sin orejas, sin boca, sin cuello, sin pecho ni espalda, sin costillas, sin vientre, sin ombligo, sin caderas, sin nalgas, sin rodillas, sin piernas, sin plantas de los pies. ¡Oh ¿Cuál es el crecimiento de este pequeño niño? ¡Oh la nada sin formas! ¡Sin formas! ¿Quién hubiese podido llevar a este niño?»
«¿El niño ha nacido? ¿Te has dado cuenta a qué se parece?» «A qué mota de polvo, a una medusa gigantesca. Oh la nada sin formas, sin formas. El yace en el gran abrazo de Atea».
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Mito polinésico.
(Para los aborígenes de Australia, no hay una creación única del hombre, pero sí una creación específica de cada clan totémico).
«Hubo un tiempo en que los animales se aprecian a los hombres y se comportaban como ellos y en el que los hombres se transformaban en animales. Se transforman en otras cosas también, en árboles e incluso en piedras. Era el «Tiempo de los Sueños» en el que es todo posible».
Este «Mundo de los Sueños», que existe sin haber sido creado al igual que los seres que lo habitan, es eterno. Actualmente, existe en el subconsciente y en los sueños de los hombres y los seres que lo habitan son los antepasados totémicos. Cada uno es conocido por su epopeya, lo que hace que la mitología sea extremadamente compleja.
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Mito australiano.
Los primeros hombres proceden de los brotes del suelo, y uno de ellos, un poderoso «angakok» (chaman) se transformó en mujer. De esta forma nació la unidad de base de la sociedad esquimal: el hombre cazador y la mujer carnicera y costurera. La creación es posible ya que el mundo entero está vivo: cada una de las rocas del arenal, el iceberg en el fiordo, el propio fiordo, están vivos igual que el sueño y el alimento, desprovistos sin embargo de un alma que sólo poseen el hombre y los animales.
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Mito esquimal.
«Al principio el agua cubría casi por completo el mundo llano por debajo de nuestra tierra. Lejos, en el este, vivía una diosa en una Kiva. Al Oeste había otra diosa parecida [...] Entonces las diosas del Este y del Oeste hicieron levantarse la tierra firme fuera del agua. Al pasar por encima del mundo, el Sol se dio cuenta de la nueva tierra y le habló a la diosa del Oeste diciéndole que no había visto ningún signo de vida.
La diosa del Oeste creó un gran número de aves y de animales... y los envió a poblar la tierra. La diosa del Este hizo primero una mujer de arcilla y luego un hombre y los recubrió con un velo. A continuación ambas diosas cantaron juntas para dar vida a estos dos muñecos, les enseñaron un lenguaje y les dijeron como ocuparse de la tierra. La diosa del Este los llevó por encima del arco iris a su vivienda en la que permanecieron cuatro días antes de partir para formar un hogar...
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Mito Hopi, de los indios de Arizona, en América del Norte.
(Las diferentes versiones del mito cosmogónico nahuatl (Azteca), se sitúan sobre cuatro soles anteriores que terminan en catástrofe ocasionadas por cada uno de los cuatro elementos: tierra, viento, fuego y agua. Nuestra etapa actual es la quinta que se terminará con grandes temblores de tierra.
La creación del hombre está relatada tan sólo en el primero y en el quinto sol. Los humanos de los otros soles no son más que la posteridad de una pareja que sobrevivió a las diferentes catástrofes, mientras que el resto de la humanidad se transformaba sucesivamente en monos, peces y aves).
«.. Una vez fue creada la tierra por el quinto sol, los dioses discutieron acerca del hombre. Confiaron a Quetzalcoatl la misión de crear al hombre otra vez. Bajo el aspecto de su doble animal (Xolotl), baja al mundo subterráneo con el fin de sustraer al dueño de los lugares (Mictlantecuhtli) los huesos de las humanidades precedentes. Al salir del mundo de las tinieblas, Quetzalcoatl depositó los huesos en un sitio llamado Tamoanchan donde otras dos divinidades los redujeron a polvo. Quetzalcoatl interviene de nuevo haciéndose sangrar el falo encima de este polvo de huesos, mientras que los otros dioses hacen penitencia. De esta forma nació el hombre actual».
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Mito azteca.
Un diluvio hizo morir a todos los hombres en los Andes a excepción de una pareja que se había refugiado en un tambor y que, empujada por los vientos, se encontró en Tiahuanaco. Viracocha, el creador, rehizo a los hombres. Viracocha modeló figuras con tierra y las pintó, cada una con un vestido y un peinado particular. Animó a estas figuras y dio a cada una sus costumbres propias. Ordenó a estas imágenes de hombres y mujeres que regresasen a la tierra y se instalasen donde debían echar raíces. Algunas salieron de las montañas, otras de las cuevas, de los lagos y también de los árboles. Estos lugares se convirtieron en lugares sagrados, las «huacas». Los antepasados de cada rama que salieron de la tierra, se multiplicaron y más tarde se transformaron en piedras, que tienen la forma de halcones, de cóndores y otros animales que también son sagrados, los «huacas».
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Mito de los Altos Andes. Recogido por Cristóbal de Molina el cusqueño en: "fábulas y ritos de los Incas" (siglo XVI).
«Sólo los creadores Tepeu y Gucumatz estaban en el agua envueltos de claridad... Mientras meditaban, se les ocurrió que al alba debía nacer el hombre. No habrá ni gloria ni grandeza en nuestra creación mientras no exista la criatura humana, el hombre acabado. Hablaron de esta forma...
Pero se dieron cuenta que los hombres no podían hablar. Entonces intentaron crear otro hombre capaz de invocar a sus creadores y que les guardara en su memoria...
Entonces de tierra, de arcilla, hicieron la carne del hombre. Pero no estaba bien... no tenía ni fuerza ni movimiento. . . al principio hablaba pero no comprendía. . . entonces lo destruyeron....
A continuación hicieron muñecos de madera que se aprecian a los hombres, hablaban como ellos y poblaron la tierra..., pero no tenían ni alma ni inteligencia. Fue simplemente una prueba, una tentativa, para hacer a los hombres.
Entonces de maíz amarillo y de maíz blanco, hicieron la carne de los hombres, con pasta de maíz hicieron los brazos y las piernas...
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Mito maya. (según un manuscrito maya elaborado en el siglo XVI a partir de tradiciones orales).
En el tiempo en que Yavé hizo el cielo y la tierra, no existía todavía ningún arbusto en los campos sobre la tierra... Entonces Yavé Dios modeló al hombre con la arcilla del suelo, insufló en la nariz un aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser vivo. Yavé Dios plantó un jardín en el Edén, al Oriente, y en él puso al hombre que Él había modelado...
Yavé Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo... Yavé Dios modeló otra vez del suelo todas las bestias salvajes y todo los pájaros del cielo y se los llevó al hombre para saber como los iba a llamar; cada uno debía llevar el nombre que el hombre le hubiese dado. El hombre dio nombre a todos los animales, a los pájaros del cielo y a todas las bestias salvajes pero, para un hombre, no encontró la ayuda que le convenía.
Entonces Yavé Dios hizo caer en un profundo sueño al hombre, que se durmió. El tomó una de sus costillas y volvió a cerrar la carne en su lugar. Luego de la costilla que había sacado al hombre, Yavé Dios creó a la mujer y la llevó al hombre...
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La Biblia. Tradición Yaveista (hacia el siglo VIII a.C.)
Dios creó a todos los seres vivos a partir del agua. Algunos de ellos reptan sobre sus vientres, otros andan sobre dos patas, y algunos otros sobre cuatro.
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El Corán ss. XXIV:45.
El hombre vino primero al reino de las cosas inorgánicas, más tarde de ahí pasó al reino vegetal, sin acordarse de su condición precedente. Y cuando pasó al estado animal ya no se acordó de su estado en tanto que planta, sólo le quedaba la inclinación que él sintió para ese estado, en particular en la primavera y en la época de las flores... A continuación el hombre entró en el estado humano, de sus primeras almas no le queda ningún recuerdo, y cambiará de nuevo.
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Djeläl ed-Dîn Rûmî, Mathanavî, IV: 3637 ss. (siglos XII-XIII de la era).
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| Textos publicados en Origen y evolución del hombre, Ministerio de Cultura, Madrid 1984, p.16-22. |