Dilthey: vida y concepción del mundo (2)

Extractos de obras

4. Ley formativa de las concepciones del mundo

Toda impresión fuerte le muestra al hombre la vida desde un lado peculiar; entonces es cuando el mundo aparece a una nueva luz: al repetirse y trabarse experiencias semejantes surgen nuestros temples de ánimo frente a la vida. A partir de una trama vital especial, toda la vida cobra un color y una interpretación en el alma sentimental o cavilosa, y surgen disposiciones de ánimo universales. Cambian éstas por lo mismo que la vida va mostrando a los hombres aspectos siempre nuevos, pero en los diversos individuos predominan, según su índole, ciertos temples vitales. Unos se prenden a lo concreto, a las cosas sensibles, y viven en el goce de los días, otros persiguen, a través del azar y del destino, grandes metas que prestan perduración a su existencia, existen naturalezas graves que no pueden soportar la caducidad de lo que aman y poseen y a los que la vida se les presenta como algo sin valor y amasada de sueños y vanidades, o que buscan algo permanente por encima de esta tierra. Entre los grandes temples de ánimo los más amplios son el optimismo y el pesimismo. Pero se diversifican en infinitos matices. El mundo se le presenta, al que lo contempla como espectador, como algo extraño, como un espectáculo versátil y fugaz; por el contrario, al que orienta su vida ordenadamente y según plan, el mundo se le ofrece como algo familiar, confiable: se halla bien asentado en él y a él pertenece. [...]

La ciencia analiza y desenvuelve luego las relaciones generales dentro de las realidades homogéneas así aisladas; la religión, la poesía y la metafísica primigenia expresan el significado y sentido del todo. Aquélla conoce, éstas comprenden. Semejante interpretación del mundo que esclarece su ser multiforme mediante algo más simple comienza ya en el lenguaje y se desarrolla en la metáfora, como representación de una intuición por otra que le es pareja, que la esclarece de algún modo, en la personificación, que al humanizar acerca y hace comprensible, o en el razonamiento por analogía, que concluye por afinidad de lo conocido a lo menos conocido y se acerca así al pensamiento científico. Por todas partes en que la religión, el mito, la poesía o la metafísica primigenia pretenden hacer las cosas comprensibles e impresionantes acuden a estos procedimientos.

5. La estructura de la concepción del mundo

Todas las concepciones del mundo contienen, cuando tratan de ofrecer una solución completa del enigma de la vida, la misma estructura. Esta estructura consiste siempre en una conexión en la cual se decide acerca del significado y sentido del mundo sobre la base de una imagen de él, y se deduce así el ideal, el bien sumo, los principios supremos de la conducta. Se halla determinada por esa legalidad psíquica según la cual la captación de la realidad en el curso de la vida constituye la base para la estimación de las situaciones y de los objetos según placer y dolor, agrado y desagrado, asentimiento y reprobación, y esta estimación de la vida constituye, a su vez, la base para las determinaciones de la voluntad. Nuestro comportamiento marcha regularmente a través de estas tres actitudes de conciencia y se hace valer la naturaleza peculiarísima de la vida psíquica en el hecho de que en semejante nexo efectivo sigue actuando la capa más profunda: las relaciones, implicadas por los modos de actitud, según las cuales juzgo yo de los objetos, me complazco en ellos y me encamino a realizar algo en ellos, determinan el acomodo de estas diferentes capas entre sí y constituyen así la estructura de la «formación» en que encuentra su expresión todo el nexo efectivo de la vida anímica. La poesía lírica muestra en la forma más sencilla esta conexión: una situación, una sucesión de sentimientos y emergiendo a menudo de ellos un anhelo, un afán, una acción. Toda relación vital desemboca en una formación, en una trama en la que se hallan estructuralmente trabados los mismos modos de actitud. Y también las concepciones del mundo constituyen formaciones regulares en que se expresa esta estructura de la vida psíquica. Su base es, siempre, una imagen del mundo: surge de nuestra actitud captadora, tal como transcurre en las etapas regulares del conocer. [...] Así las situaciones, las personas y las cosas cobran un significado en su relación con el todo de la realidad, y este todo mismo cobra un sentido. Al recorrer estas etapas de la actitud efectiva se va constituyendo, al mismo tiempo, como una segunda capa en la estructura de la concepción del mundo; la imagen del mundo se convierte en fundamento de la estimación de la vida y de la comprensión del mundo. Y siguiendo la misma legalidad de la vida anímica, de la estimación de la vida y de la comprensión del mundo surge la última actitud de la conciencia: los ideales, el bien sumo y los principios supremos con los que la concepción del mundo cobra su energía práctica, algo así como la punta con que penetra en la vida humana, en el mundo exterior y en las profundidades mismas del alma. [...]

Esta es la estructura de la concepción del mundo. Lo que en el enigma de la vida se contiene como algo confuso, como un haz retorcido de problemas, se eleva en la concepción del mundo a una conexión consciente y necesaria de problemas y soluciones; este proceso recorre etapas determinadas desde dentro con arreglo a ley y a esto se debe que toda concepción del mundo cuenta con un desarrollo y llega en él a la «explicación» de lo que lleva «implicado»: así cobra poco a poco en el transcurso del tiempo perdurabilidad, solidez y poder: es un engendro de la historia.

Teoría de las concepciones del mundo. Traducción de E. Imaz, F.C.E., México 1954, selección de las p.114-117.

Ver "La diversidad de las concepciones del mundo"

Ver "La vida ya la concepción del mundo".