Diógenes Laercio: Euclides de Megara

Extractos de obras

1. Euclides fue natural de Megara, ciudad cercana al istmo, o según algunos, de Gela, como dice Alejandro en las Sucesiones. Estudió las obras de Parménides, y los que siguieron sus dogmas se llamaron megáricos; luego disputadores, y últimamente, dialécticos. Dioles este nombre Dionisio de Cartago, porque sus discursos eran todos por preguntas y respuestas. Después de la muerte de Sócrates se retiraron Platón y los demás filósofos a casa de Euclides, en Megara, como dice Hermodoro, temiendo la crueldad de los tiranos. Definía que sólo hay un bien, llamado con nombres diversos: unas veces sabiduría, otras dios, otras mente, y semejantes. No admitía las cosas contrarias a este bien, negándoles la existencia. Sus demostraciones no eran por asunciones, sino por ilaciones o sacando consecuencias. Tampoco admitía las comparaciones en los argumentos, diciendo que el argumento o consta de cosas semejantes o desemejantes; si consta de cosas semejantes, antes conviene examinar estas mismas cosas, que no las que se le semejan. Pero si consta de cosas desemejantes, es ociosa la instancia o comparación. Esto dio motivo a Timón para hablar de él lo siguiente, mordiendo también a los demás socráticos:

Pero yo me cuido

de estos y semejantes chocarreros.

No me importa Fedón, sea quien fuere;

ni el litigioso Euclides,

que dio a los megarenses

el rabioso furor de las disputas.

Escribió seis diálogos, que son: Lampria, Esquines, Fenicio, Critón, Alcibíades y Amatorio.


EUBÚLIDES DE MILETO

2. De la secta de Euclides fue Eubúlides Milesio, el cual inventó en la dialéctica diversas formas de argumentos engañosos, como son: el Mentiroso, el Escondido, el Electra, el Encubierto, el Sorites, el Cornuto, el Calvo. De Eubulides dice un poeta cómico:

El fastuoso Eubúlides,

embaucando los sabios oradores

con sus córneas preguntas, y mentiras

huecas y jactanciosas, ha partido

locuaz, como Demóstenes voluble.

Parece fue discípulo suyo Demóstenes, el cual apenas podía pronunciar la letra R; pero lo consiguió poco a poco con el ejercicio. Eubúlides fue enemigo de Aristóteles, y le contradijo en muchas cosas. Alexino Eleense fue uno de sus discípulos, hombre sumamente disputador; por cuya razón lo apellidaron Elexino. Disintió mucho de las opiniones de Zenón. Hermipo dice de él que, habiendo pasado de Élide a Olimpia, abrió allí escuela de Filosofía, y que diciéndole los discípulos por qué se establecía allí, respondió quería fundar una secta que se llamase Olimpíaca. Mas ellos, obligados por la penuria de comestibles y de la insalubridad del sitio, lo abandonaron, de manera que se quedó a vivir allí solo con un criado. Bañándose después en el río Alfeo, se hirió con una caña, y así murió. El epigrama que le he compuesto es el siguiente:

No era falsa la voz que un infelice

hallándose nadando, un clavo agudo

un pie le traspasó; pues Alexino,

varón honesto y sabio,

primero que el Alfeo atravesase,

perdió la vida herido de una caña.

Escribió no sólo contra Zenón, sino también otros libros y al historiador Éforo.

3. De la escuela de Eubúlides salió también Eufanto Olintio, que escribió la historia de su tiempo. Compuso muchas tragedias, las cuales fueron bien recibidas en los certámenes. Fue preceptor del rey Antígono, y le dedicó un excelente tratado acerca del reinar. Hubo otros discípulos de Eubulides, uno de los cuales fue Apolonio Cronos.

Vidas de los más ilustres filósofos griegos, Orbis, Barcelona 1985, Vol. I, p.104-106. (Traducción de José Ortiz y Sainz, fines del s. XVIII).