Cuando hablo aquí de modos, no quiero decir otra cosa que lo que nombro en otra parte atributos o cualidades. Mas cuando considero que la sustancia es por aquéllos afectada o variada, me sirvo particularmente del nombre de modos; y cuando por esta variación puede ser denominada así, nombro cualidades a aquellas diversas maneras, causa de que sea nombrada sustancia; en fin, cuando pienso más generalmente, que estos modos o cualidades existen en la sustancia, sin considerarlos de otro modo que como dependientes de esta sustancia, les llamo atributos. Y puesto que no debo concebir en Dios variedad ni cambio de ninguna clase, no digo que no haya en Él modos o cualidades, sino solamente atributos; lo mismo que en las cosas creadas llamo también atributo, y no modo o cualidad, a lo que se encuentra siempre en ellas inalterable, como la existencia y la duración, en la cosa que existe y dura. [....]
Podemos también considerar el pensamiento y la extensión como constituyentes de la naturaleza de las sustancias inteligente y corpórea, y entonces no debemos concebirlos sino como la sustancia pensante y extensa.
Los principios de la filosofía,n. 56, 63 (Editorial Reus, Madrid 1925, p. 50-56). |