Uno de los dos principios en que fundamenta su ética Richard Mervin Hare, según el cual se entiende que un acto es moral si se ajusta a un enunciado prescriptivo, que expresa un principio que obliga: por ejemplo, «hay que cumplir las promesas». La segunda condición de un acto moral, según Hare, es que cumpla con el requisito de la universalización.