Andrógino es una palabra de procedencia griega compuesta por aner o andros, ‘varón’ y gine, ‘mujer’. Es un símbolo esencial pues expresa la unión de los contrarios y, por consiguiente, la superación de la dualidad. Por eso el andrógino simboliza el retorno al origen de la creación. Platón, en el Banquete, escribió que el ser humano cuando fue creado tenía forma esférica, pues era masculino y femenino a la vez, pero más tarde fue dividido. También según el Génesis de Moisés, el primer hombre, Adán, fue creado macho y hembra y después estos aspectos se separaron. Es un símbolo muy utilizado en las representaciones alquímicas, puesto que la Gran Obra solamente puede comenzar cuando se ha producido la unión de los contrarios de una misma naturaleza. Mercurio es el prototipo del andrógino, se le conoce como Rebis, que significa: “cosa doble”. En varias tradiciones se consideran a los ángeles, o mensajeros, como seres andróginos.