Características internas de la acción humana para que sea considerada un verdadero acto humano y, por lo mismo, moral, esto es, susceptible de ser aprobado o rechazado. En la consideración moral de un acto se tienen en cuenta la motivación (por una causa digna o, al contrario, por afán de notoriedad), el fin, del que se ha de tener conciencia y ha de querer ser logrado mediante la acción, la elección adecuada de los medios (no todo medio es moralmente bueno), el resultado de la acción (bueno y querido) y sus consecuencias (previstas) en una situación concreta dada (ver texto ).
Quiere decir esto que, en orden a que un acto sea moralmente bueno, lo ha de ser el motivo que lo impulsa, la finalidad con que se hace, los medios que se usan, y el resultado y las consecuencias que se derivan de él necesariamente. Además, el sujeto humano ha de ser consciente, no sólo de lo que le impulsa a actuar, de sus fines y de los medios, sino del resultado y de sus consecuencias, que han de preverse razonablemente. El acento de la moralidad no debe cargarse únicamente sobre la intención del sujeto o sobre el tipo de acción que el sujeto realiza, sino sobre ambas cosas a la vez, de forma indisoluble.