Platón: la reminiscencia en el Menón

Extractos de obras

SÓCRATES: Los sacerdotes y los poetas dicen que el alma del hombre es inmortal, y que unas veces le llega el fin -a lo que llaman morir- y otras nace de nuevo; pero que jamás se destruyen [...] Así, puesto que el alma es inmortal y nace muchas veces, ha visto todas las cosas antes, tanto las de aquí como las del Hades. Así que no hay nada que no haya aprendido y no es extraño que sea capaz de recordar lo que sabe sobre la virtud y sobre otras cuestiones, que ya conocía anteriormente Puesto que toda la naturaleza es homogénea y el alma lo ha aprendido todo, nada impide que, con recordar una sola cosa -a lo cual los hombres llaman aprender- pueda descubrir todas las demás, si es decidido y no desfallece en la búsqueda: porque indagar y aprender es, en definitiva, recordar [...] Esta actitud nos hace activos y curiosos. Y como creo que es cierto, quiero indagar contigo qué es la virtud.

Menón: De acuerdo, Sócrates. Pero, ¿cómo es eso que dices, que no prendemos, sino que es recordar lo que llamamos aprender? Puedes enseñarme cómo es eso?

SÓCRATES: Ya te he dicho hace un momento, Menón, que eres muy astuto: yo he dicho que no se aprende, se recuerda. Y ahora tú me preguntas si puedo enseñarte, para cogerme en contradicción.

MENÓN: ¡Por Zeus, no, Sócrates! No lo he dicho con esa intención, lo he dicho por costumbre. Pero si tienes alguna forma de hacerme ver lo que dices, dímela.

Sócrates: Es que no es fácil. Pero, por ti, estoy dispuesto. A ver, haz venir a uno de los muchos esclavos que te acompañan, al que tú quieras, y te lo demostraré con él.

MENÓN: Magnífico. (A un esclavo) Ven aquí.

Sócrates: ¿Es griego y habla griego?

MENÓN: A la perfección, ha nacido en casa.

Sócrates: Y tú estate atento a ver si es que recuerda o si aprende de mí.

MENÓN: Muy bien.

Sócrates: (Al esclavo) A ver, dime, chico: ¿tú sabes que un cuadrado es una figura así?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Un cuadrado es, por tanto, una figura que tiene cuatro líneas iguales?

Esclavo: Exactamente.

Sócrates: ¿No tiene también iguales éstas que lo cruzan?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿No puede una figura así ser mayor o menor?

Esclavo: Desde luego.

Sócrates: Si este ludo tuviera dos pies y éste otros dos, ¿cuántos pies tendría la superficie? Pero míralo de esta forma: si éste tuviera dos pies y en cambio éste sólo uno, la figura, ¿no tendría una vez dos pies?

Esclavo: Sí.

Sócrates: Pero puesto que éste también tiene dos pies, ¿no ha de tener 2x2, dos veces dos?

Esclavo: Eso es.

Sócrates: Así es que, ¿tiene dos veces dos pies?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Cuántos son dos veces dos pies? Piénsalo y dímelo.

Esclavo: Cuatro, Sócrates.

Sócrates: ¿Se podría hacer otro cuadrado que fuera el doble de éste, pero semejante a éste, con todas las líneas iguales, como éste?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Y cuántos pies tendrá?

Esclavo: Ocho.

Sócrates: Venga entonces. Trata de decirme qué longitud tendrá cada una de sus líneas. Las de éste tienen dos pies. ¿Y las del doble de éste?

Esclavo: Evidentemente, serán dobles, Sócrates.

Sócrates: ¿Lo ves, Menón, como yo no le enseño nada y que se lo pregunto todo? Y ahora él cree saber cómo es el lado del que resultará el cuadrado de ocho pies. ¿O no estás conforme?

Menón: Sí.

Sócrates: ¿Así que lo sabe ?

Menón: No, no, qué va.

Sócrates: Pues observa a continuación cómo hay que recordar. Y tú, dime, ¿crees que el cuadrado doble resulta de la línea doble? Como éste digo, no con un lado largo y el otro corto. Ha de ser por todas partes igual a éste, sólo que el doble, de ocho pies. Mira a ver si todavía te parece que ha de ser del lado doble.

Esclavo: Pues, sí.

Sócrates: Este lado, ¿no resulta doble de éste, si le añadimos otro igual?

Esclavo: Desde luego.

Sócrates: ¿Y tú dices que de esta línea resultará el cuadro doble, si tenemos cuatro iguales?

Esclavo: Sí.

Sócrates: Entonces, tracemos cuatro líneas iguales a ésta. ¿Es éste el cuadro que tú dices que tendría ocho pies, o no?

Esclavo: Exactamente.

Sócrates: ¿Verdad que en éste hay estos cuatro, que son iguales al de cuatro pies?

Esclavo: Si.

Sócrates: ¿Y qué tamaño tiene? ¿No es cuatro veces mayor?

Esclavo: ¡ Cómo no !

Sócrates: ¿Así que el doble es cuatro veces mayor?

Esclavo: ¡ No, por Zeus !

Sócrates: Pues, ¿qué es?

Esclavo: Cuádruple.

Sócrates: Entonces, chico, de la línea doble no resulta un cuadrado doble sino cuádruple.

Esclavo: Es verdad.

Sócrates: Y eso porque cuatro veces cuatro son dieciséis, ¿no?

Esclavo: Sí.

Sócrates: Entonces, el de ocho pies, ¿de qué línea será? ¿Verdad que de

ésta resulta cuádruple?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Y que de esta línea, la mitad de la otra, resulta un cuadrado

de cuatro pies?

Esclavo. Sí.

Sócrates: Bien. Pero el cuadrado de ocho pies, ¿no ha de ser el doble del primero y la mitad del segundo?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿No tendrá que tener el lado mayor que el de éste y menor que el de éste? ¿O no?

Esclavo: A mí me parece que sí.

Sócrates: Muy bien. Porque tienes que responder lo que a ti te parece. Dime: ¿no tenía éste dos pies y el otro cuatro?

Esclavo: Sí .

Sócrates: Entonces, el lado del cuadrado de ocho pies tiene que ser una línea de más de dos pies y de menos de cuatro.

Esclavo: Forzosamente.

Sócrates: Intenta decir qué longitud piensas que ha de tener.

Esclavo: Tres pies.

Sócrates: Para que tenga tres pies, ¿verdad que hemos de añadirle la mitad de ésta y así tendrá tres pies? Porque esto son dos pies y esto uno. Y por aquí lo ismo: esto dos, y esto uno. Y así resulta el cuadrado que dices.

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Pero no es verdad que, si por aquí tiene tres pies y por aquí otros tres, la figura entera tendrá tres veces tres pies?

Esclavo: Evidentemente.

Sócrates: ¿Cuánto son tres veces tres pies?

Esclavo: Nueve

Sócrates: ¿Y de cuántos pies debe ser el espacio doble?

Esclavo: De ocho.

Sócrates: El cuadrado de ocho pies no se forma entonces tampoco con la línea de tres pies.

Esclavo: No, verdaderamente.

Sócrates: Bueno, pues entonces, ¿con qué línea se forma? Intenta decírnoslo con exactitud. Y si no quieres calcular, señálalo aquí.

Esclavo: Pero es que, por Zeus, lo que es yo, Sócrates, no lo sé.

Sócrates: ¿Te das cuenta, Menón? Este ya está en camino del recuerdo. Porque al principio no sabía cuál era el lado del cuadrado de ocho pies, como tampoco lo sabe ahora. Pero es que entonces creía saberlo y contestaba con la seguridad del que sabe, porque pensaba que no tendría dificultades. En cambio, ahora, ya ve que sí, y como que no lo sabe, tampoco cree saberlo.

Menón: Tienes toda la razón.

Sócrates: ¿Y no es verdad que ahora está en mejor situación que antes, respecto a la cosa que no sabía?

Menón: A mí también me lo parece.

Sócrates: Entonces, al hacerle dudar y al entorpecerle como un torpedo, ¿acaso le hemos perjudicado?

Menón: No, no creo.

Sócrates: Un servicio es lo que le hemos hecho, por lo visto: porque ahora, al no saberlo, hasta indagará con gusto, mientras que entonces no le costaba creer, con público y repetidamente, que estaba en lo cierto al decir del cuadrado doble que debía tener un lado doble de longitud.

MENÓN: Así es, por lo visto.

Sócrates: ¿Y tú crees que se hubiera puesto a indagar o a aprender una cosa que, aunque no la sabía, él creía saberla, antes de que tropezara con la dificultad y se diera cuenta de que no lo sabía y deseara saberlo?

MENÓN: Claro que no, Sócrates.

Sócrates: ¿Ha ganado entonces con entorpecerse?

MENÓN: Creo que sí.

Sócrates: Pues fíjate en lo que a partir de esta dificultad va a descubrir, indagando conmigo. Yo no haré más que preguntar sin enseñarle absolutamente nada. Tú, estáte atento, por si me coges enseñándole o explicándole algo, en vez de preguntarle sus opiniones. Y tú, dime: ¿ no hemos quedado en que éste es el cuadrado de cuatro pies? ¿Me sigues ?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Podemos añadirle este otro igual?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Y este tercero, igual que a los anteriores?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Verdad que podemos completarlo con éste de la esquina?

Esclavo: Desde luego.

Sócrates: ¿Y no resultan iguales las cuatro figuras ?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Y por consiguiente, cuántas veces mayor que éste es el conjunto?

Esclavo: Cuatro veces.

Sócrates: Sin embargo, tenía que ser doble. ¿O es que no te acuerdas?

Esclavo: Claro que sí.

Sócrates: ¿Verdad que esta línea que va de ángulo a ángulo corta en dos cada una de estas figuras?

Esclavo: Sí.

Sócrates: ¿Verdad que son cuatro estas líneas iguales, que forma esta figura?

Esclavo: Efectivamente.

Sócrates: Fíjate ahora: ¿qué tamaño tiene esta figura?

Esclavo: No lo sé.

Sócrates: Cada una de estas líneas, ¿no ha cortado hacia adentro la mitad de estos cuatro? ¿O no?

Esclavo: Sí.

Sócrates: Bueno, pues, ¿cuántas de esas mitades hay en esta figura?

Esclavo: Cuatro.

Sócrates: ¿Y en ésta?

Esclavo: Dos

Sócrates: Y cuatro, ¿qué es de dos?

Esclavo: El doble.

Sócrates: Entonces, esta figura, ¿cuántos pies tiene?

Esclavo: Ocho pies.

Sócrates: Y, ¿de qué línea resulta?

Esclavo: De ésta.

Sócrates: ¿De la línea que va de un ángulo a otro del cuadrado de cuatro pies?

Esclavo: Sí.

Sócrates: Esta es la línea que los sofistas llaman diagonal. Y, si éste es su nombre, de la diagonal, pues, resulta, según tú, muchacho, la superficie doble.

Esclavo: Efectivamente, Sócrates.

Sócrates: ¿Qué te parece, Menón? ¿Ha respondido algo que no saliera de él mismo?

MENÓN: No, todo ha salido de él mismo.

Sócrates: Y , sin embargo, antes hemos dicho que no lo sabía.

MENÓN: Es verdad.

Sócrates: Entonces, estas opiniones se encontraban ya en él, ¿no?

MENÓN: Sí.

Sócrates: En ese caso, ¿el que no sabe puede tener en sí opiniones verdaderas precisamente sobre las cosas que no sabe?

Menón: Al parecer, sí.

Sócrates: Y, ahora, estas opiniones se han reactivado en él, como en un sueño. y, si alguien continúa haciéndole preguntas sobre estos mismos temas, ten por seguro que acabará por conocerlos tan bien como el que más.

Menón: Probablemente.

Sócrates: De modo que, sin que nadie le enseñe, con sólo hacerle preguntas, ¿llegará a saber, porque extraerá de sí mismo el conocimiento?

Menón: Sí.

Sócrates: Y extraer conocimientos de uno mismo, ¿no es recordar?

Menón: Exactamente.

Sócrates: Y este conocimiento que ahora posee, una de dos: o lo ha adquirido en algún momento o lo ha poseído siempre.

Menón: Sí.

Sócrates: Si lo ha poseído siempre, ha sido sabio siempre. si, en cambio, lo ha adquirido en algún momento, no puede haber sido en la vida presente. porque, ¿le ha enseñado alguien geometría? ten en cuenta que hará lo mismo con toda la geometría, y también con las demás ciencias. Así pues, ¿le han enseñado todo? tú eres el más indicado para saberlo, puesto que ha nacido y se ha criado en tu casa.

Menón: Estoy completamente seguro de que nunca se lo han enseñado.

Sócrates: Pero, ¿tiene o no estas opiniones?

Menón: Claro que sí.

Sócrates: Si no las ha adquirido en la vida presente, evidentemente ya lo sabía y lo tenía aprendido en algún otro tiempo anterior.

Menón: Al parecer, sí.

Sócrates: Y este tiempo anterior, ¿no ha de ser cuando todavía no era hombre ?

Menón: Sí.

Sócrates: Pues bien, si tanto en su vida como antes de ser hombre, ha de haber en él opiniones verdaderas, que, despertadas por las preguntas, se convierten en ciencias, ¿verdad que el alma tiene que saberlo todo desde siempre? Porque, evidentemente, a lo largo de todo el tiempo, se es o no se es hombre.

Menón: Sí.

Sócrates: Por lo tanto, si desde siempre tenemos en el alma la verdad de todo lo existente, entonces el alma ha de ser inmortal. De forma que es preciso ser decidido y hacer lo posible por buscar y recordar lo que uno actualmente no sabe, es decir, lo que no recuerda.

Menón, 81c-86b.

Ver La reminiscencia en el Fedón (72c-77a).

Emilio Lledó: la memoria del logos.