Homero y Hesíodo han atribuido a los dioses cuantas cosas constituyen vergüenza y reproche entre los hombre, el robo, el adulterio y el engaño mutuo.
Pero los mortales se imaginan que los dioses han nacido y que tienen vestidos, voz y figura humana como ellos.
Los etíopes dicen que sus dioses son chatos y negros y los tracios que tiene los ojos azules y el pelo rubio.
Si los bueyes, los caballos o los leones tuvieran manos y fueran capaces de pintar con ellas y de hacer figuras como los hombres, los caballos dibujarían las imágenes de los dioses semejantes a las de los caballos y los bueyes semejantes a las de los bueyes y harían sus cuerpos tal como cada uno tiene el suyo.
Fragmentos 169-172 (en G.S. Kirk y J.E. Raven, Los filósofos presocráticos, Gredos, Madrid 1969, p. 240-241). |