(transcripción del griego τέλος, fin )
Punto final de una cosa; si es punto final de una acción o suceso puede ser el objetivo o la meta perseguidos intencionalmente. Aristóteles lo define como aquella causa «para lo cual es algo» (tò hoû héneka); aquello para lo que el agente lleva a cabo su érgon, su obra o acción(ver texto ). En contra de la doctrina de Empédocles que sustentaba la posibilidad de una evolución regida por el mero azar, Aristóteles defiende una concepción finalista, es decir, regida por un τέλος o finalidad. Esta finalidad o causa final es, en la naturaleza, intrínseca y no depende de nada externo a ella misma. Los atomistas se opusieron al finalismo y defendieron una concepción del mundo dominada por la conjunción del azar y la necesidad. El providencialismo cristiano ligó la noción de un telos, en la naturaleza, a los designios de la divinidad. En la ciencia moderna, el mecanicismo criticó las tesis finalistas.