Sexto Empírico: crítica a la noción de causa

Extractos de obras

III, 3. Es imposible concebir la causa antes de conocer su efecto en tanto que es su efecto, ya que conocemos que una cosa es causa de un efecto cuando conocemos el efecto en cuanto efecto. Pero no podemos conocer el efecto de la causa en cuanto efecto de ésta, si no conocemos la causa del efecto en cuanto causa de éste. Creemos conocer que es el efecto de la causa cuando conocemos la causa del efecto en cuanto causa de éste. Por tanto, si para conocer la causa hay que conocer primero el efecto, y si para conocer el efecto hay que conocer primero la causa el círculo vicioso (dialelo), modo de la duda, nos muestra dos cosas inconcebibles, porque la causa, en cuanto causa, y el efecto, en cuanto efecto, no pueden concebirse [separadamente]. Como cada uno necesita la garantía del otro, no sabremos cuál de los dos concebir el primero. Así pues no podremos decir que una cosa es causa de otra. [...]

Por otra parte, la causa produce su efecto, o cuando es causa, o cuando no lo es. Y [que lo produzca] cuando no es causa, es imposible. Si es cuando es causa, es necesario que haya existido y haya sido causa antes de producir el efecto. Pero como la causa es relativa a su efecto, es claro que no puede existir en cuanto causa antes que su efecto. Por tanto la causa no puede, cuando es causa, producir aquello de lo que es causa. Si no produce nada, ni cuando es causa, ni cuando no lo es, no produce nada, y por consiguiente, no habrá causa; ya que la causa no puede ser concebida como causa sin producir algo.

Así pues algunos dicen que la causa debe, o coexistir con su efecto, o ser anterior a él, o ser posterior a él. Ahora bien, temo que sea ridículo decir que la causa exista después del nacimiento de su efecto. Y no puede existir antes de su efecto, porque se concibe relativamente [a él], y los relativos, dicen que en cuanto relativos, existen y se conciben al mismo tiempo. No puede tampoco existir al mismo tiempo que su efecto, porque lo produce; y lo que es producido debe ser producido por una causa ya existente; es necesario pues que la causa sea primero causa, puesto que produce su efecto. Por tanto, si la causa no existe antes que su efecto, ni con él, ni después de él, puede ser que no tenga existencia en absoluto.

Es evidente que así la concepción de causa también queda destruida. Si la causa, que es relativa, no puede concebirse antes de su efecto; si para concebirla como causa de su efecto, hay que concebirla antes que su efecto, y si, por último, no es posible concebir una cosa antes que otra, antes de la que no es posible concebirla, es imposible concebir la causa.

Bosquejos pirrónicos (selección), de R. Verneaux, Textos de los grandes filósofos. Edad Antigua, Herder, Barcelona 1982, p.111-112.