Kuhn: un experimento crucial de Galileo

Extractos de obras

Fueron otros muchos los datos en favor del copernicanismo extraídos de las observaciones telescópicas, pero sólo las observaciones de Venus aportan una prueba suficientemente directa de la correcta fundamentaciónde la propuesta de Copérnico como para que nos ocupemos aquí de ella. El propio Copérnico en el capítulo décimo del Libro Primero del De revolutionibus dice que, si fuera observable en detalle, el aspecto de Venus podría proporcionarnos información directa sobre la forma de su órbita. En caso de que Venus esté fijado a un epiciclo que se mueve sobre un deferente centrado en la tierra y, tal como se indica en la figura 44a, la tierra, el sol y el centro del epiciclo estén alineados, un observador situado sobre la tierra jamás podría ver otra cosa que una tajada, en fase creciente, del planeta. Por el contrario, si la órbita de Venus circunda al sol, tal como viene indicado en la figura 44b, un observador situado sobre la tierra podrá ver un ciclo casi completo de las fases de Venus y análogo al de la luna; solamente no podría contemplar las fases próximas a la «nueva» y «llena», pues en tales posiciones Venus estaría demasiado cerca del sol. Es imposible distinguir las diferentes fases de Venus a simple vista, pues el ojo sólo percibe los planetas como simples puntos carentes de forma. El telescopio aumenta suficientemente los planetas como para darles forma. Las variaciones de ésta, tal como nos muestra la figura 44c, dan una prueba irrefutable de que Venus se desplaza a lo largo de una órbita centrada en el sol.


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FIGURA 44.- Las fases de Venus en el sistema ptolemaico (a), en el sistema copernicano (b) y tal como son vistas con ayuda de un telescopio de escasa potencia (c). En (a) un observador terrestre siempre estaría limitado a ver una delgada media luna de la cara iluminada de Venus. En (b) podría ver casi toda la cara iluminada de Venus en los instantes inmediatamente anteriores y posteriores al paso del planeta por detrás del sol. En la parte izquierda de (c) se muestra el aspecto casi circular que presenta Venus cuando comienza a hacerse visible como estrella vespertina a partir de observaciones efectuadas con un telescopio de poca potencia. Las restantes observaciones reproducidas en (c) nos indican cómo decrece la media luna de Venus al tiempo que aumentan sus dimensiones aparentes cuando el movimiento orbital del planeta lo aproxima a la tierra.

La revolución copernicana, Ariel, Barcelona 1981, p. 289-291.