Hegel: el tiempo

Extractos de obras

§257

La negatividad, que se refiere como punto al espacio y allí desarrolla sus determinaciones como línea y superficie, es en la esfera de la exterioridad también para sí, y pone dentro sus determinaciones, pero juntamente en modo conforme a la esfera de la exterioridad, y nos aparece como indiferente con respecto a la yuxtaposición inmóvil. La negatividad, puesta de este modo, es el tiempo.

§ 258

El tiempo, unidad negativa de la exterioridad, es algo simplemente abstracto e ideal. El tiempo es el ser que, mientras es, no es, y mientras no es, es; el devenir intuido; lo que quiere decir quelas diferencias, simplemente momentáneas, o sea, que se niegan inmediatamente, son determinadas como diferencias extrínsecas, esto es, exteriores a sí mismas.

El tiempo es, como el espacio, una pura forma de la sensibilidad o de la intuición, es lo sensible insensible; pero, como al espacio, así también al tiempo nada le importa la diferencia de la objetividad, y de una conciencia subjetiva puesta frente a él. Si estas determinaciones fueran aplicadas al espacio y al tiempo, aquél sería -la abstracta objetividad, y éste, por el contrario, la subjetividad abstracta. El tiempo es el principio mismo del yo = yo de la pura autoconciencia; pero es aquel principio o el simple concepto aun, en su completa exterioridad y abstracción, como el mero devenir intuido, el puro ser en sí en cuanto es simplemente un salir fuera de sí.

El tiempo es continuo, como el espacio, puesto que es la negatividad que abstractamente refiere su mismo ser a sí mismo, y en esta abstracción no hay aún ninguna diferencia real. [...]

Lo finito es pasajero y temporal, precisamente porque no es, como el concepto en sí mismo, la negatividad total, sino que tiene esta negatividad en sí como su esencia universal, pero no le es adecuado, sino que le es unilateral, y, por tanto, se conduce frente a ella como frente a, un poder que le domina. El concepto, por el contrario, en su identidad libremente existente por sí y consigo, yo = yo, es en sí y por sí la absoluta negatividad y libertad; el tiempo no es su poder dominador, ni es en el tiempo y temporal, sino que, más bien, él es lo que constituye el poder del tiempo, el cual es dichanegatividad, pero sólo como exterioridad. Por eso sólo las cosas naturales están sujetas al tiempo, por ser finitas; lo verdadero, por el contrario, la idea, el espíritu, es eterno. El concepto de la eternidad no debe ser entendido negativamente, como la abstracción del tiempo, de modo que la eternidad pueda existir fuera del tiempo, y tampoco en el sentido de que la eternidad viniese después del tiempo: de este modo de la eternidad se haría un futuro, esto es, un momento del tiempo.

§ 259

Las dimensiones del tiempo, el presente, el futuro y el pasado son el devenir como tal de la exterioridad, y la resolución de aquel devenir en las diferencias del ser, de un lado, que es tránsito a la nada, de otro, que es tránsito al ser. El desaparecer inmediato de estas diferencias en la individualidad, es el presente, como el ahora, este instante. El cual «ahora», siendo como la individualidad, a la vez exclusivo y completamente continuo en los otros momentos, no es otra cosa que este tránsito de su ser en nada y del nada en su ser.

El presente finito es el instante, fijado como algo que es distinto de lo que es negativo, de los momentos abstractos del pasado y del futuro, como la unidad concreta, y, por consiguiente, como lo que es afirmativo; pero aquel ser del instante presente es también meramente el ser abstracto que se disuelve en la nada. Por lo demás, en la Naturaleza, donde el tiempo es el instante, no se llega a diferenciar aquellas tres dimensiones de modo que se les dé subsistencia separada; son necesarias solamente en la representación subjetiva, en el recuerdo, en el temor o en la esperanza. El pasado y el futuro del tiempo, en cuanto están en la Naturaleza, son el espacio, porque éste es el tiempo negado, y así el espacio, superado es primero el punto, y desarrollado por sí, el tiempo.

Enciclopedia de las ciencias filosóficas: filosofía de la naturaleza. (Claridad, Buenos Aires 1969, p.197-199).