Hegel: antinomias y dialéctica

Extractos de obras

Es muy importante aprehender y entender el momento dialéctico. Él es en la realidad el principio de todo movimiento, vida y actividad y el alma de todo movimiento, vida y actividad y el alma de todo verdadero conocimiento científico. No detenerse en las determinaciones abstractas del entendimiento no aparece a nuestra conciencia ordinaria sino una especie de equidad, vivir y dejar vivir, como se dice, de tal modo que uno viva y otro también. La verdad es que lo finito no recibe su limitación del exterior, sino que se suprime en virtud de su naturaleza especial y pasa él mismo a su contrario. Por ejemplo, cuando se dice que el hombre es mortal, se considera la muerte como algo que tiene su razón en circunstancias exteriores y, según esto, habría en el hombre dos propiedades particulares, la de vivir y también la de morir. Pero lo acertado es considerar la vida como tal llevando en sí misma el germen de la muerte y lo finito en general llevando en sí mismo su contradicción y, por lo tanto, como suprimiéndose él mismo. Además, no se debe confundir la dialéctica con la sofística, cuya esencia consiste precisamente en afirmar y hacer valer las determinaciones del entendimiento en su estado de aislamiento, así como lo que demanda el interés momentáneo del individuo y de su posición. Hay, por ejemplo, en la esfera de la acción este momento esencial, que yo existo y que debo tener medios para la existencia. Pero si aíslo este lado, este principio de mi bien, y deduzco de él que el robo me es permitido, o que me es lícito hacer traición a mi patria, razonaré al modo de los sofistas. [...]

Por lo demás, la dialéctica no es en modo alguno un principio nuevo en la filosofía. Entre los antiguos, se atribuye a Platón su invención; lo cierto es que en la filosofía platónica es donde la dialéctica se produce bajo su forma verdaderamente científica y, por tanto, objetiva. [...]

En nuestros días es a Kant principalmente a quien se debe el haber sacado del olvido y honrado la dialéctica y esto por sus antinomias de la razón de que se ha hablado antes, en que no se trata de una simple oscilación de razonamientos y de un hecho puramente subjetivo, sino en que se demuestra cómo toda determinación del entendimiento tomada en sí misma y separadamente, se cambia inmediatamente en su contrario.

Lógica, LXXXI, Zusatz 1 (Ricardo Aguilera, Madrid 1973, p.124-126).