Descartes: interacción entre alma y cuerpo

Extractos de obras

Concibamos, pues, aquí que el alma tiene su sede principal en la pequeña glándula que está en el centro del cerebro, de donde irradia a todo el resto del cuerpo por mediación de los espíritus, de los nervios e incluso de la sangre, que, participando de las impresiones de los espíritus, las puede llevar por las arterias a todos los miembros; y acordándonos de lo que se ha dicho más arriba a propósito de la máquina de nuestro cuerpo, a saber, que las redecillas de nuestros nervios están distribuidas de tal modo en todas sus partes que con ocasión de los diversos movimientos que en ellas son provocados por los objetos sensibles, abren de diversa manera los poros del cerebro, lo que hace que los espíritus animales contenidos en estas cavidades penetren en los músculos de distinta manera, con lo cual pueden mover los miembros de todas las distintas maneras en que son capaces de ser movidos, y también que todas las otras causas que pueden mover de distinta manera los espíritus son suficientes para conducirlos a los diversos músculos; añadamos aquí que la pequeña glándula que es la sede principal del alma está suspendida de tal modo entre las cavidades que contienen estos espíritus, que puede ser movida por ellos de tantas maneras distintas como diversidades sensibles hay en los objetos; pero puede también ser movida de manera diversa por el alma, que es de tal naturaleza que recibe en sí misma tantas impresiones diversas, es decir que tiene tantas percepciones distintas que llega a esta glándula en diversos movimientos. Del mismo modo que, recíprocamente, la máquina del cuerpo está compuesta de tal manera que, por el mero hecho de que esta glándula es movida de diversa manera por el alma o por cualquier otra causa que acontezca, empuja a los espíritus que la rodean hacia los poros del cerebro, que los conducen a través de los nervios hasta los músculos, por cuya mediación les hace mover los miembros.

Les passions de l´âme, a. 34 (Oeuvres philosophiques, 3 vols., Garnier, París 1973, vol. 3, p. 979-980).