Respecto de la parte del alma [...] con la que el alma conoce y piensa, hemos de considerar cuáles son sus características distintivas. [...] Esta parte pues, debe ser, aunque no sea pasiva, receptiva de la forma de un objeto, es decir, debe ser potencialmente idéntica a su objeto, aunque no idéntica a él absolutamente: lo que lo sensitivo es a lo sensible, así la mente respecto de lo pensable [...]. Entiendo por mente aquella parte por medio de la cual el alma piensa y forma sus juicios.
Aristóteles, Del alma, 4, 429a (Obras, Aguilar, Madrid 1973, 2ª ed., p. 863). |