(del griego φαινόμενον, phainómenon, lo que aparece o lo aparente, derivado del verbo phaino, en el doble sentido de aparecer o simplemente parecer)
Término de origen griego, que etimológicamente significa tanto lo que aparece y se hace presente a la percepción, como lo que es mera apariencia, pero que a partir del s. XVIII, por obra primero de Kant (ver cita), se utiliza, de una manera paradigmática, para diferenciar el objeto tal como lo conocemos del noúmenon, la cosa en sí misma.Fue, sin embargo, otro filósofo alemán, contemporáneo de Kant, Johann Heinrich Lambert, quien por vez primera habló de «fenomenología», como «teoría de la ilusión» y de «fenómenos», como aspectos ilusorios de la experiencia humana. En Kant, el fenómeno no es una ilusión o un engaño de los sentidos, sino todo cuanto podemos conocer por la experiencia y, en algún sentido, construcción (trascendental) del sujeto humano mediante las formas a priori de la sensibilidad, y cuya comprensión logra la mente con determinados conceptos también a priori, como por ejemplo el de sustancia y el de causalidad. Posteriormente, «fenómeno» pasó a significar, de un modo más general, cualquier «hecho» o «suceso» que pudiera convertirse en objeto de una descripción científica. Así, en las ciencias empíricas, fenómeno es el hecho que se toma como objeto de estudio, mientras que en la fenomenología de Husserl fenómeno es el «dato» de conciencia cuya esencia se describe (no se construye, como en Kant).