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Estudio sistemático de las bases biológicas de todo comportamiento social. La sociobiología sostiene que los fundamentos de la conducta de todo ser vivo y, por tanto, también la del ser humano, está, en general, determinada genéticamente. En este sentido, la sociobiología intenta explicar semejanzas y diferencias socioculturales en función de un refinamiento de la selección natural conocido como eficacia biológica inclusiva.

La sociobiología fue creada durante los años 1960, aunque el término fue acuñado por Hockett en 1948. Cabe destacar el enfoque inicial, consistente en introducir modelos matemáticos de la genética de poblaciones, para dar explicación de la aparición de comportamientos sociales consistentes con los mecanismos evolutivos caracterizados por lograr la optimización de los elementos selectivos, que permiten la persistencia y la eficacia de una especie. En especial, uno de los problemas a los que se enfrentaba la sociobiología era el de explicar la aparición de comportamientos altruistas entre los seres vivos. En este aspecto fue de gran importancia la hipótesis de Hamilton, que ligaba la aparición de dichas formas sociales de conducta, así como la agresividad, el parasitismo social o la rivalidad sexual, a la maximización de la eficacia biológica inclusiva.

En su versión más generalizada y abierta a la interpretación de la conducta humana, cabe destacar la gran aportación efectuada por el prestigioso entomólogo Edward O. Wilson. Se empezó a desarrollar a partir de la que sigue siendo la obra fundamental de esta ciencia: Sociobiología. La nueva síntesis, publicada por Wilson en 1975, aunque ya se prefiguraba en su obra Las sociedades de los insectos, publicada en 1971. A estas obras siguieron: Sobre la naturaleza humana, 1978, y Genes, pensamiento y cultura, escrita por Wilson en colaboración con Lumsden, y publicada en 1981.

Richard Dawkins

Otro texto fundamental es El gen egoísta, de Richard Dawkins (1976). Esta ciencia se presenta como una moderna síntesis entre distintas ciencias biológicas, especialmente entre la etología, la ecología, la biología de poblaciones, la entomología y, por supuesto, la genética, y quiere adoptar el papel de una ciencia global capaz de explicar el comportamiento social de todas las especies de seres vivos, entendidos como entidades de supervivencia. Desde esta perspectiva, las pautas metodológicas y las explicaciones de la sociobiología adquieren relevancia para las ciencias sociales humanas, especialmente a través de la noción de[prim1g9x.htm meme] entendido como unidad de transmisión cultural.

Wilson, de una manera un tanto reduccionista, afirma que, en la medida en que la estructura genética condiciona la conducta, tanto la sociología como las otras ciencias que estudian el comportamiento, en última instancia son las últimas estribaciones de la biología, razón por la cual deben incluirse dentro de una vasta síntesis global de esta ciencia, en la cual ya se han subsumido tanto la teoría sintética de la evolución, como la taxonomía y la ecología descriptiva. Aplicada a la evolución de la cultura humana, la sociobiología considera que los rasgos culturales o memes se seleccionan en caso de que maximicen el éxito reproductivo de un individuo medio en términos de eficacia biológica inclusiva. De esta manera, por ejemplo, se afirma que la tendencia a una determinada técnica de cultivo de forrajes, que optimice la energía producida, es seleccionada porque optimiza el éxito reproductivo.

Si el objetivo fundamental de esta ciencia naciente es el estudio del comportamiento a partir de los genes, sus conceptos fundamentales siguen siendo los propios del neodarwinismo y de la genética moderna y, especialmente, los conceptos de selección natural, eficacia biológica inclusiva y adaptación al medio.

La tesis central de la sociobiología es la que afirma que las especies, grupos y organismos intentan lograr, por todos los medios, una adecuada capacidad genética inclusiva en las siguientes generaciones. Utilizando la metáfora, elaborada por Dawkins, del «gen egoísta», la misión de cada uno de los genes es la de lograr su propia supervivencia, a costa de lo que sea. Paradójicamente, la máxima eficacia en esta supervivencia se logra gracias al altruismo -tesis sociobiológica que emparenta esta concepción con el utilitarismo- ya que, aunque es una forma de comportamiento biológico (ampliamente extendido en todas las especies animales), que comporta mayores beneficios para los demás que para quien los realiza, es una forma de conducta que se orienta, fundamentalmente, a la supervivencia de los propios genes. De ahí que la mayor parte del comportamiento altruista sea para con los parientes, especialmente con los descendientes directos. Las formas de altruismo hacia miembros de la especie que no comparten los mismos genes se explica en función de una reciprocidad: en otra ocasión, otro miembro de la especie ayudará a los portadores de los mismos genes de quien anteriormente le ayudó. Esta tesis permite dar explicación de la aparición de esta forma generalizada de conducta, que desde otros enfoques evolutivos no podía ser explicada (más bien al contrario, ya que aparentemente el altruismo merma el éxito individual -muchos de los animales que avisan de la llegada de depredadores mueren al hacerlo, o el progenitor que defiende a sus crías de un ataque generalmente pierde la vida-, lo que no se conciliaba con la tesis fundamental de la selección natural y la supervivencia del más apto). Con esta tesis, a diferencia del darwinismo clásico que sitúa al organismo al final de la cadena evolutiva, la sociobiología sitúa al gen como último eslabón de tal cadena.

Ahora bien, la extensión de la sociobiología a la explicación de la conducta social humana presenta problemas, ya que la especie humana, por su propia evolución, no se comporta automáticamente sino que, en ella, la transmisión de la cultura aprendida (transmisión que no se realiza genéticamente) desempeña un papel central. Pero ni Wilson, ni menos aún Dawkins, sostienen un determinismo genético absoluto. Wilson y Lumsden crearon la noción de culturgen, o unidad básica de cultura, y Dawkins propone (1976) el neologismo memeomimeme(por similitud con el neologismo genes introducido en 1909 para designar las unidades de transmisión genéticas), unidad básica de imitación y reproducción cultural, o de transmisión de la cultura (ver texto). Tanto si se adopta la noción de culturgen como la de meme (desde Durham, W. H. Coevolution. Genes, Culture and Human Diversity, Stanford Univ. Press, 1991, se tiende a utilizar el término meme creado por Dawkins), estas entidades, concebidas al modo darwiniano, es decir, como entidades carentes de conciencia por sí mismas y carentes de intencionalidad, actúan conjuntamente con los genes en la determinación de la conducta humana, y se comportan como ellos: reduplicándose y extendiéndose por imitación, y en este proceso sufren alteraciones, cambios, distorsiones, es decir, mutaciones. Una unidad básica de transmisión de la cultura es una idea, una moda, una consigna, la forma de fabricar un instrumento, una vasija, etc., es decir, aspectos básicos de la cultura que se transmiten por: a) imitación (en el caso de la transmisión de la cultura tanto humana como animal), b) enseñanza, o c ) por asimilación: lectura, estudio... ((b) y (c) en el caso de la transmisión cultural específicamente humana). De esta manera, pasa de un cerebro a otro y, en este proceso de transmisión, aparecen modificaciones, la suma de las cuales, y sus ulteriores transmisiones, están en la base de la evolución cultural. Desde esta perspectiva, la transmisión cultural es concebida análogamente a la transmisión genética, y se afirma que la conducta humana, basada en la cultura, no se sustenta solamente en los genes, sino en los memes o unidades básicas de transmisión cultural. La colaboración mutua entre los genes y los memes, que tienden a reforzarse interactivamente, da lugar a una coevolución. El que unas determinadas ideas o formas de entender la cultura se extiendan más que otras, es decir, que posean más eficacia cultural, se debe a que, probablemente, coadyuvan a la eficacia biológica, es decir, a la supervivencia.


Book3.gif Bibliografía


Bibliografía sobre el concepto

  • París, Carlos, El animal cultural. Biología y cultura en la realidad humana. Crítica, Barcelona, 1994.
  • Lorenz, Konrad, Fundamentos de la etología. Paidós, Barcelona, 1986.
  • Goodall, Jane, In the Shadow of the Man. Collins, Londres, 1971.
  • Arendt, H,, La condición humana. Paidós, Barcelona, 1993.
  • Ardrey, Robert, La evolución del hombre. La hipótesis del cazador,. Alianza, Madrid, 1984.
  • Ruse, M., Sociobiología. Cátedra, Madrid, 1983.
  • MacFarland (ed.), The Oxford Companion to Animal Behaviour,. Oxford Univ. Press, Oxford, 1982.

Relaciones geográficas

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