Russell, Bertrand: lo bueno

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Extractos de obras

lo bueno

Bien y mal, en el sentido en que se entienden aquí estas palabras (que es, me parece, su sentido corriente), son ideas que todo el mundo, o casi todo el mundo, posee. Estas ideas aparentemente figuran entre las que forman los constituyentes más simples de nuestras ideas más complejas, y consiguientemente no son susceptibles de ser analizadas o construidas a partir de otras ideas más simples. [...]

Para explicar lo que entendemos por bien y mal, podemos decir que un objeto es bueno cuando por sí mismo debe existir, y malo cuando por sí mismo debe no existir. Si está en nuestro poder hacer que algo exista o no exista, debemos tratar de hacerlo existir si es bueno y no existir si es malo. Cuando algo es bueno, lo apropiado es que con su existencia experimentemos placer. Cuando algo es malo, lo apropiado es que con su existencia experimentemos dolor. Pero todas estas caracterizaciones presuponen en realidad las ideas de bien y mal, y consiguientemente sólo son útiles como medios para suscitar las ideas apropiadas, y no como definiciones lógicas. [...]

Debe subrayarse una consecuencia muy importante de la indefinibilidad de bueno, y es que el conocimiento de las cosas que existen, han existido o existirán no puede arrojar ninguna luz sobre la cuestión de qué cosas son buenas. En la medida en que la lógica lo permita, puede haber alguna proposición general que diga que «todo lo que existe es bueno», o «todo lo que existe es malo», o «lo que existirá será mejor (o peor) que lo que existe». Pero semejantes proposiciones generales no pueden ser probadas considerando el significado de «bueno», y tampoco se puede llegar empíricamente, a partir de la experiencia, a tales proposiciones generales, dado que no conocemos el conjunto de todo lo que existe, ni de lo que ha existido o existirá. Por consiguiente, no podemos llegar a una proposición general semejante, a menos que se tratara de una proposición evidente por sí misma o que derivara de alguna proposición de este género, la cual (para justificar su consecuencia) habría de tener el mismo carácter de generalidad. Pero de hecho no hay, en lo que he podido descubrir hasta aquí, una proposición evidente por sí misma acerca de la bondad o maldad de todo lo que existe, ha existido o existirá. De ahí se sigue que del hecho de que el mundo existente sea de tal o cual naturaleza no puede inferirse nada acerca de qué cosas sean buenas o malas.

Ensayos filosóficos, Alianza, Madrid 1991, p.14-24.