Platón 2

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Extractos de obras

Pero, puesto que ni el cuerpo ni el todo son el hombre, resta decir, según yo creo, que o no son nada, o si son algo, que es el alma precisamente el hombre. [...]

Pues eso es precisamente lo que decíamos hace un momento: que si Sócrates conversa con Alcibíades, no lo hace con tu rostro de carne y hueso, como parece, sino que razona con Alcibíades mismo, es decir, con tu alma.

Platón, Alcibíades, 131c (Obras completas, Aguilar, Madrid 1972, p. 258).