Perry, John y Bratman, Michael: el nuevo enigma de la inducción

Extractos de obras

Normalmente suponemos que es posible confirmar una hipótesis general sometiendo a examen instancias de la misma y que este proceso de inducción resulta útil para orientar nuestras vidas. Por ejemplo, damos por supuesto que observaciones repetidas de esmeraldas verdes y el hecho de que no observemos ninguna que no sea verde sirve como confirmación de la hipótesis de que todas las esmeraldas son verdes. Por lo mismo, es razonable esperar que la próxima esmeralda que examinemos sea también verde, mientras no dispongamos de otras evidencias en contra. Pero, en realidad, esta confirmación no proporciona base alguna para fundamentar en ella ninguna de estas expectativas y, por lo mismo, la inducción es absolutamente inútil.


Supongamos que estamos en 1 de enero de 1987 y que todas las esmeraldas que hemos examinado eran de color verde. Este hecho parece dar apoyo a la hipótesis de que todas las esmeraldas son verdes y que hace totalmente racional, estando las cosas en las mismas circunstancias, esperar que la próxima esmeralda que examinemos sea también de color verde.

Pero, apliquemos la palabra verzul a cosas sólo si:

(1) Se examinan antes del 1 de enero de 1987 y son verdes.

(2) No se han examinado antes del 1 de enero de 1987 y son

azules.

Todas las esmeraldas examinadas antes del 1 de enero de 1987 son tan verzules como verdes. Por ello, nuestras observaciones hasta esta fecha apoyan la tesis de que todas las esmeraldas son verzules en la misma medida en que apoyan la tesis de que todas las esmeraldas son verdes. De aquí que nuestras observaciones sean suficiente razón para esperar que la siguiente esmeralda que examinemos sea verzul como para esperar que sea verde. Pero, si la próxima esmeralda que examinamos es verzul, también es azul, y no ya verde. De modo que nuestras observaciones nos proporcionan tanta razón de esperar que la próxima esmeralda que examinemos sea azul como para esperar que sea verde. Pero, evidentemente, podemos repetir el mismo razonamiento para mostrar que tenemos tanta razón para esperar que la próxima esmeralda que examinemos sea de cualquier otro color que no sea el verde. Por ejemplo, podríamos repetir el razonamiento usando el término verrojo (gred), que se aplique a cosas examinadas antes del 1 de enero de 1987, si son verdes, y a otras cosas si son rojas. Así que nuestras observaciones no nos proporcionan más razones para esperar que la próxima esmeralda examinada sea verde que para esperar que sea azul o roja o de cualquier otro color. Por lo que, contrariamente a lo que supusimos como plausible, la inducción es del todo inútil.

Puzzles and paradoxes, en Introduction to Philosophy. Classical and Contemporary Readings, Oxford University Press, Nueva York-Oxford 1986, p. 798.