Nicolás de Cusa: Dios, máximo y mínimo

Extractos de obras

El máximo, mayor que el cual nada puede haber, siendo simple y absolutamente mayor de lo que puede ser comprendido por nosotros, por ser la verdad infinita, no es alcanzado por nosotros más que incomprensiblemente. [...] El mínimo, a su vez, es aquello menor que lo cual no hay nada. Y como el máximo es también de esa condición, resulta evidente que el mínimo coincide con el máximo. [...] Todo lo que concebimos que es él, no es más verdad decir que lo es que el negarlo, y todo lo que concebimos que no es él, no es más verdad negar que lo es que el afirmarlo. Sino que de tal suerte es esta cosa particular que es todas las cosas, y de tal suerte es todas las cosas, que no es ninguna de ellas; y de tal suerte es esto en grado máximo, que lo es también en su grado mínimo. Decir, en efecto: «Dios, que es la maximidad absoluta, es luz», equivale a decir: «Dios es lo máximo de luz, y, a la vez, lo mínimo de luz». De otra suerte, la maximidad absoluta no sería en acto todas las cosas posibles si no fuese infinita y límite de todas y por ninguna de ellas limitable. [...]

Todo esto trasciende toda capacidad de nuestro entendimiento, que no puede combinar por vía racional los extremos contradictorios en su principio, porque nos movemos en nuestra vida intelectual a través de las cosas que se nos hacen manifiestas por la naturaleza, la cual, a gran distancia de esa potencia infinita, se siente incapaz de unir sintéticamente los extremos contradictorios, separados entre sí por una distancia infinita.

De docta ignorantia, libro 1, cap. IV (en C. Fernández, Los filósofos medievales. Selección de textos, 2 vols., vol. 2, BAC, Madrid 1980, p. 1105-1107).