Newton: reglas del filosofar

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Extractos de obras

REGLA I. No se deben admitir otras causas que las necesarias para explicar los fenómenos.

La naturaleza no hace nada en vano y sería hacer cosas inútiles operar mediante un gran número de causas lo que se puede hacer por uno más pequeño.

REGLA II. Los efectos del mismo género deben siempre ser atribuidos, en la medida en que sea posible, a la misma causa.

Así la respiración del hombre y la de las bestias, la caída de una piedra en Europa y en América, la luz del fuego en este mundo y la del sol, la reflexión de la luz sobre la tierra y en los planetas, deben ser atribuidas respectivamente a las mismas causas.

REGLA III. Las cualidades de los cuerpos que no son susceptibles de aumento ni disminución y que pertenecen a todos los cuerpos sobre los cuales se pueden hacer experimentos, deben ser miradas como pertenecientes a todos los cuerpos en general.

No se pueden conocer las cualidades de los cuerpos sino por experiencia, así se deben mirar como cualidades generales aquellas que se encuentran en todos los cuerpos, y que no pueden sufrir disminución, pues es imposible despojar los cuerpos de las cualidades que no se pueden disminuir. No se pueden oponer ensoñaciones a los experimentos y no se debe abandonar nunca la analogía de la naturaleza, que es siempre simple y semejante a ella misma.

La extensión de los cuerpos no se conoce sino por los sentidos, y no se deja sentir en todos los cuerpos; pero como la extensión pertenece a todos aquellos que caen bajo nuestros sentidos, afirmamos que pertenece a todos los cuerpos en general.

Experimentamos que varios cuerpos son duros; ahora bien, la dureza del todo viene de la dureza de las partes, así admitimos esta cualidad no solamente en los cuerpos en los cuales nuestros sentidos nos la hacen experimentar, sino que inferimos de esto, con razón, que las partículas indivisas de todos los cuerpos deben ser duras.

Concluimos de la misma manera que todos los cuerpos son impenetrables. Puesto que todos los que tocamos son impenetrables, miramos la impenetrabilidad como una propiedad que pertenece a todos los cuerpos.

Puesto que todos los cuerpos que conocemos son móviles, y dotados de cierta fuerza (que llamamos fuerza de inercia) por la cual perseveran en el movimiento o en el reposo, concluimos que todos los cuerpos en general tienen estas propiedades. La extensión, la dureza, la impenetrabilidad, la movilidad y la inercia del todo vienen pues de la extensión, de la dureza, de la impenetrabilidad, de la movilidad y de la inercia de las partes: de aquí concluimos que todas las pequeñas partes de todos los cuerpos son extensas, duras, impenetrables, móviles y dotadas de la fuerza de inercia. Y éste es el fundamento de toda la física. [...]

En fin, puesto que consta por los experimentos y por las observaciones astronómicas que todos los cuerpos que están cerca de la superficie de la tierra pesan sobre la tierra, según la cantidad de su materia; que la luna pesa sobre la tierra en razón de su cantidad de materia; que nuestro mar pesa, a su vez, sobre la luna, que todos los planetas pesan mutuamente los unos sobre los otros, y que los cometas pesan también sobre el sol, se puede concluir, según esta tercera regla, que todos los cuerpos gravitan mutuamente los unos hacia los otros. Y este razonamiento en favor de la gravedad universal de los cuerpos, sacado de los fenómenos, será más fuerte que aquel por el cual se concluye su impenetrabilidad: pues no tenemos experiencia alguna ni alguna observación que nos asegure que los cuerpos celestes son impenetrables. No obstante, yo no afirmaría que la gravedad sea esencial a los cuerpos. Y no entiendo por la fuerza que reside en los cuerpos sino la sola fuerza de inercia, la cual es inmutable; mientras que la gravedad disminuye cuando se aleja de la tierra.

REGLA IV. En la filosofía experimental, las proposiciones sacadas por inducción de los fenómenos deben ser miradas, a pesar de las hipótesis contrarias, como exacta o aproximadamente verdaderas, hasta que algunos otros fenómenos las confirmen enteramente o hagan ver que están sujetas a excepciones.

Pues una hipótesis no puede debilitar los razonamientos fundados sobre la inducción sacada de la experiencia.

Principia, libro III (citado por R. Blanché, El método experimental y la filosofía de la física, FCE, México 1980, p. 157-161).